Cataluña pone en marcha un plan de conciliación entre menores de edad y sus víctimas
La Dirección General de Justicia Juvenil de la Generalitat de Cataluña ha puesto en marcha un programa de conciliación y reparación deldaño ocasionado entre delincuentes menores e edad y sus víctimas. Se trata de la primera experiencia de este tipo que se lleva a cabo en España, aunque en otros países europeos y en EE UU es una medida que se aplica desde hace años. El proyecto tiene como condiciones indispensables que el menor reconozca su culpabilidad y que la víctima de la infracción se preste a colaborar admitiendo las disculpas y llegando a un acuerdo sobre el modo de reparar el daño sufrido.
Con el programa de conciliación se pretende introducir un nuevo sistema de intervención educativa en la justicia juvenil con un espíritu progresista alejado de la tradicional función represiva. Hasta ahora, los jueces de menores evaluaban el delito cometido y señalaban la sanción, que se podía cumplir en medio abierto o en una institución cerrada.El proyecto de la Generalitat pretende que el menor sea consciente del daño que ha producido a una persona o una comunidad, y se le ofrece la posibilidad de repararlo. "Por medio de este sistema se puede conseguir evitar la reincidencia", manifestó Ramón Parés, jefe del servicio de Medio Abierto de Justicia Juvenil, en la presentación del proyecto.
La experiencia se ceñirá a los delitos leves o menos graves, como pueden ser los tirones, los hurtos o los daños a la propiedad. Queda excluida la posibilidad de aplicar el programa cuando exista el problema de la drogadicción del menor o cuando éste presente un alto grado de violencia. En los casos de delitos que ocasionen grave alarma social, tampoco se prevé la aplicación de la conciliación. Los responsables del plan señalaron ayer que este tipo de medida es idóneo en el primer contacto del menor con el aparato judicial; es decir, tras la comisión del primer delito.
Este año, la Generalitat ha previsto aplicar la nueva experiencia en un centenar de casos. Se da la circunstancia de que en la provincia de Barcelona el 90% de los delitos cometidos por menores son leves.
El plan consta de tres partes. La primera de ellas se basa en la conciliación entre la víctima y el menor infractor. La Generalitat ha previsto que esta disculpa se pueda hacer verbalmente, por escrito e incluso de forma simbólica, como puede ser haciendo llegar un regalo a la víctima de la infracción. El segundo paso consiste en la reparación del daño ocasionado, que se puede llevar a cabo por medio de la devolución del dinero, en el caso de robos de efectivo, o reparando directamente el daño, ocasionado, en las ocasiones en que se produzcan perjuicios materiales.
La tercera etapa del proyecto está orientada a las situaciones en que la víctima no sea una persona física, sino la comunidad en general. Ejemplos de este tipo son la rotura de farolas, cristales y daños similares. El plan prevé para estos casos que el menor dedique parte de su tiempo libre a colaborar con alguna institución o entidad, excluyendo la posibilidad de que realice trabajos habitualmente remunerados.
En cualquier caso, la aplicación del programa, en el que interviene un equipo multidisciplinar, partirá del estudio de las circunstancias personales y familiares del menor, así como del tipo de delito cometido. En ningún caso las medidas de reparación del daño causado podrán interferir en la formación general del menor. El proyecto se ha puesto en marcha con la colaboración de los jueces de menores de Barcelona y de trabajadores sociales de la República Federal de Alemania.
Rechazo de la víctima
En los casos estudiados hasta ahora por la Dirección General de Justicia Juvenil de la Generalitat, se ha detectado una mayor incidencia del rechazo por parte de la víctima a prestarse a la concialición que por parte de menor.
Robert Gimeno, uno de lo profesionales encargados del proyecto, manifestó ayer que el rechazo de las víctimas obedece principalmente a dos causas: el miedo y la incomprensión.
Uno de los intentos de conciliación no se pudo concluir porque los afectados, una comunidad de vecinos que había sufrido daños materiales en un edificio de viviendas, se negó en redondo a aceptar las disculpas del menor, pese a que ya lo había hecho ante el alcalde de la localidad.
Los responsables del plan han descartado aplicarlo cuando se observe que la víctima entiende la conciliación con el menor como algo parecido a un obra de caridad o con un sentimiento de falsa solidaridad. Con el proyecto, la Generalitat pretende conseguir el compromiso de la sociedad en el proceso integrador del menor delincuente.
Al mismo tiempo, la conciliación entre el infractor y la víctima, en los casos en que sea posible su aplicación, comportará que la intervención judicial sea mínima, con todas la ventajas que ello comporta para el menor, ya que se enfrentará con una respuesta penal clara, concreta e inmediata en el tiempo.
Hasta ahora, el programa ha conseguido buenos resultados en dos experiencias piloto con menores de edades comprendidas entre los 12 y 14 años, detenidos uno de ellos por robar, y el otro por causar daños materiales.
Plazos para devolver el dinero robado
Tres menores entraron en una empresa de una localidad próxima a Barcelona y se apropiaron de 60.000 pesetas. Los adolescentes, de entre 12 y 14 años, fueron detenidos en los mismos locales de la empresa asaltada. Este caso fue estudiado por la dirección de Justicia Juvenil y por el juez de menores. Los infractores se mostraron de acuerdo en llegar a la conciliación con la víctima. El propietario de la empresa también admitió este tipo de solución y se prestó a participar en cuantas gestiones fuesen necesarias para ello. Todas las partes implicadas -los menores y sus padres, la víctima, el juez y un responsable del proyecto- se reunieron en el despacho del juez para conciliarse.Los chicos se disculparon y explicaron a su víctima las razones que les movieron a cometer el robo. Finalmente, se llegó al acuerdo de que la reparación del daño, en este caso, consistiría en que los tres devolverían el dinero. Dado que el programa persigue que la reparación suponga un esfuerzo y una clara voluntad por parte del menor, por lo que se excluye la intervención directa de los padres, se pactó que la entrega del dinero se haría en cuatro partes iguales y en plazos mensuales.
La segunda experiencia positiva fue la de dos jóvenes que entraron en un hospital de Barcelona con la intención de robar. No lo consiguieron, aunque sí causaron daños materiales. En esta ocasión, un responsable del centro admitió las disculpas de los adolescentes. La reunión se hizo en las mismas dependencias del hospital, sin necesidad de ir al juzgado. La reparación no consistió en arreglar los deperfectos ni en abonar dinero por ellos, dado que fueron mínimos, sino en que los chicos fueran dos mañanas al hospital para ayudar en tareas burocráticas a las asistentes sociales. En ocasiones, hacer este tipo de trabajos suele comportar un mayor esfuerzo, como pasó en este caso concreto, dado que los dos adolescentes no estaban familiarizados con esta labor.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.