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FERIA DE SAN ISIDRO

¡Se va sin torear!

Peñajara / Morenito, Fundi, Boni Toros de Peñajara, bien presentados, alguno sospechoso de pitones, broncos; 3º, noble y encastado. Morenito de Maracay: bajonazo descarado trasero (silencio); pinchazo, otro perdiendo la muleta, nuevo pinchazo y bajonazo (silencio). El Fundi: estocada corta escandalosamente baja (silencio); bajonazo y descabello (silencio). Boni: estocada corta, descabello y se acuesta el toro (aplausos con pitos y saluda); cinco pinchazos y bajonazo (silencio). Plaza de Las Ventas, 10 de mayo. Primera corrida de feria. Cerca del lleno, aunque se colocó el cartel de "no hay billetes".

Unos cuantos toros se han ido sin torear en lo que va de temporada, tanto en Madrid como fuera, y ayer, en Las Ventas, otro. La afición se lo gritó a Boni cuando pegaba unos pases que la encastada nobleza del tercer toro no merecía: "¡Boniii, se va sin toreaaar!". Así, con muchas aes y muchas aes, para acentuar la gravedad de su denuncia. La afición madrileña tiene por sana costumbre ejercer desde el tendido un severo control de calidad a gritos.

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En malos derroteros anda metida la fiesta cuando tantos toros buenos se van sin torear. Antiguamente los toros solían ser malos, frecuentementa marrajos; las faenas, lógicamente, podían resultar desastrosas; aquello acababa como el rosario de la aurora, y finalmente intervenía la Guardia Civil. Pero cuando salía un toro bueno, del género noble y del matiz pastueño -cual ayer el tercero- todo torero, cualquier torero, se montaba encima. Ahora, en cambio, aparece el toro noble-pastueño, y como si le operan.

Boni quizá lamentará haber desaprovechado ese excelente toro, al que pudo cortar las dos orejas. O a lo mejor no lo lamenta en absoluto y la culpa de su fracaso se la echa al propio toro. Es la moda. En lo que va de temporada, diestros de más campanillas que Boni -es decir, con fama de figuras- se han dejado ir sin torear toros así de buenos y han manifestado después que no, que los toros eran tigres de Bengala. O sea, que no sólo torean mal sino que no se les ve propósito de enmienda.

El toro de Boni, más bravucón que bravo en el tercio de varas, pronto, alegre y boyante en los demás, embestía al primer cite, tomaba el engaño tan humillado y codicioso cuanto requieren las suertes para que resulten hermosas, y si Boni no se las ejecutaba hermosas eso habrá que cargarlo en la cuenta del propio Boni. Hubo en el transcurso de su faena algún derechazo suelto de magnífico trazo, y la lógica se pregunta por qué no trazó de semejante guisa los restantes. Como además por la izquierda no se acopló, el toro se fue sin torear, según constataba el control de calidad de la afición y aquí queda dicho.

Los restantes toros no tuvieron la categoría del tercero ni por asomo. Los restantes toros eran unos animales broncos nada aptos para ejecutarles suertes hermosas. Si acaso admitían la primera tanda de pases y cuando los diestros pretendían la segunda, mugían que más pases no se los toleraban ni a su padre (el semental). Algunos exteriorizaban su intolerancia tirando fieros derrotes, y tampoco era para ponerse así, caramba.

Uno de esos le correspondió a Boni en sexto lugar, y dos a El Fundi, que tenía ayer el santo de espaldas. Fundi se cruzó temerariamente con su primer toro intolerante en el tercio de banderillas y el toro -intolerante-, le hizo hilo, pegándole una a,ngustiosa carrera a pelo por el diámetro del redondel. Menos mal que El Fundi es un atleta y se libró de la cogida. A ese toro le banderilleó mal y al otro bien, asomándose al balcón, aunque salía de la suerte a escape para brincar la barrera. Luego, en los últimos tercios, 6astante hizo El Fundi con sortear serenamente los espeluznantes derrotes.

Morenito de Maracay, salvo un quiebro, tampoco estuvo lucido con las banderillas, y con la muleta aún menos. Sencillamente, no se fiaba de las embestidas desiguales de sus toros. La afición lo tomó muy a mal, entre otras razones porque su control de calidad determinó que uno de ellos -el cuarto, asta-mocha- estaba afeitado. Al sexto le acusó de lo mismo la afición y se puso levantisca. Feo asunto, pues mal está que los toros se vayan sin torear pero aún es peor que ni siquiera sean toros porque les faltan cuernos. Pruebas de laboratorio y dictámenes de facultativos urgen para castigar a los responsables o, en otro caso, para restituirles su honor, que ayer fue puesto en tela de juicio en Las Ventas, y a gritos.

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