La Armada cambiará 23 aviones Harrier por otros de una versión más moderna

La Armada española sustituirá a medio plazo los 23 aviones Harrier, que constituyen la espina dorsal de su fuerza aérea, por alrededor de 30 aparatos del mismo tipo, pero de una serie más moderna. Con este objetivo, España formará un consorcio con Estados Unidos e Italia, países que también planean sustituir sus Harrier, en el que cada socio tendrá el 33% de las acciones.

Aunque en principio la inversión española en dicho programa será reducida, unos 6.000 millones de pesetas, el coste total del mismo superará los 50.000 millones. Este contrato es uno de los temas fundamentales del viaje que ayer inició a Estados Unidos el secretario de Estado de Defensa, Rafael de la Cruz, quien visitará las factorías de las dos principales firmas participantes en el mismo: Mc Donnell Douglas, en San Luis, y Hughes Aircraft, en San Diego.El proyecto original de la Armada era incorporar a los 11 Harrier AV-8 Bravo, recibidos entre 1987 y 1988, (el que hacía el número 12 se perdió recientemente en accidente) el radar APG-65 de Hughes, el mismo con que están dotados los F-18 del Ejército del Aire. Sin embargo, la complejidad técnica del proyecto hizo que se abandonara en favor del intercambio con la Navy de los 11 Harrier Bravo por 18 aparatos de la nueva serie, el Harrier II Plus, que lleva el radar incorporado de fábrica y tiene, entre otras mejoras, capacidad para el combate nocturno.

Interoperatividad

El hecho de que los 12 Harrier AV-8 Alfa, de la octava escuadrilla del Arma Aérea embarcada, se encuentren en el último tercio de su vida operativa, que concluirá como máximo dentro de cinco años, ha decidido su sustitución por otros tantos Harrier Plus, en una segunda fase del programa.

La participación en el contrato, según fuentes próximas al mismo, permitirá a la industria española el acceso a sofisticadas tecnologías, aunque difícilmente se obtendrá un nivel de retorno equivalente a la In versión realizada. La pretensión del Ministerio de Defensa es que la industria nacional se haga cargo de la integración del sistema de armas, un campo en el que carece de experiencia, no sólo en las aviones destinados a la Armada española, sino también a la Marina norteamericana, que sólo en la primera fase piensa adquirir 33 unidades, y a la italiana, con un pedido inicial de 17.

Al inicio de las conversaciones se planteaba que cada de socio tuviera una participación en el programa equivalente al número de aparatos que proyectaba adquirir, pero finalmente se ha optado por la distribución equitativa de las acciones del nuevo consorcio. El que las armadas de los tres países vayan a contar con el mismo modelo de avión permitirá una "interoperatividad" entre las mismas, en sus operaciones en el Mediterráneo.