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LA REFORMA ECONÓMICA DE LA UNIÓN SOVIÉTICA

"El Estado soviético no puede garantizar ahora el pleno empleo"

Pilar Bonet

Vladímir Sherbakov, ministro de Trabajo de la URSS, se dispone a hacer frente a un verano caliente, que será ya el segundo, pues las huelgas que asolaron la economía soviética en 1989 se reproducirán; mientras los ciudadanos son invitados a participar en un debate público sobre las leyes con las que el Gobierno quiere acelerar la reforma.

"Creo que el verano será difícil. Espero un fuerte recrudecimiento de las huelgas", manifestó Sherbakov, un ingeniero de 41 años, en una entrevista con EL PAÍS. El ministro participa en las jornadas sobre la perestroika económica y España organizadas por el diario económico Cinco Días.El recrudecimiento de las huelgas no está relacionado con la aprobación inmediata de las leyes, sino "con el equilibrio del mercado y la lentitud con la que se lleva a cabo la reforma en las provincias", señala Sherbakov. El balance estadístico del primer trimestre de 1990 arroja datos preocupantes. En total se han perdido 9,4 millones de jornadas laborales y 820 millones de rublos de producción. Los sectores más proclives al paro este año son los mismos que el año pasado: la minería y el transporte. En el caso de los mineros, los conflictos seguirán localizados en Vorkutá (Círculo Polar Ártico), Kuzbás (Siberia occidental) y Doribás (Ucrania). En el caso del transporte, la amenaza de huelga se cierne sobre el transporte urbano e interurbano, autobuses y camiones.

Opina el ministro que "el 90% de las reivindicaciones de los huelguistas puede ser resuelto al margen de la aprobación de las leyes sobre la reforma económica", ya sea "porque las reivindi caciones tienen un carácter local ya sea porque no tienen una solución inmediata". "Si se pide un incremento de los suministros de carne y no hay carne en el país por mucho que se aprueben leyes, la situación no cambiará in mediatamente", señala.

El paquete de reformas eco nómicas (unas 40 leyes) será pre sentado por el Gobierno entre el 15 y el 25 de mayo, afirma Sherbakov, que insiste en someter el conjunto de medidas a una "am plia discusión pública". Las leyes en cuestión no han sido llevadas al Parlamento todavía, porque no "contemplaban una suficiente protección social de los trabajadores", afirma el ministro, según el cual, "la reforma no se apla za". "Se trata", explica, "de ade lantar a 1991 pasos del programa del Gobierno [el aprobado en no viembre de 19891 que correspon dían a una fase que iba de 1992 a 1994".

La 'ley del desempleo'

La ley del empleo es uno de los textos que será sometido a discusión. Esta ley ha sido elaborada por el Ministerio de Trabajo, y en torno a este texto, que muchos califican com la ley del desempleo, han surgido diversidad de opiniones. El ministro está a favor de un subsidio de desempleo equivalente al salario mínimo (hoy 70 rublos), con un plazo máximo de percepción de 24 semanas. Los sindicatos quieren un subsidio equivalente al salario medio (hoy de unos 240 rublos) y 58 semanas de percepción. Los sindicatos quisieran también que el Gobierno dé garantías de total empleo. "En las actuales circunstancias, el Estado no puede dar estas garantías", señala Sherbakov.

El concepto de desempleo es algo nuevo en la URSS. En total, según el ministro, hay hoy dos millones de parados, a los cuales se sumarán ocho millones más hasta finales de 1995. La población activa hoy en la URSS es de 136 millones de personas, y el porcentaje de paro para 1995 dependerá del éxito de las medidas para compensar la reducción de puestos en la industria mediante cambios en la estructura económica, arriendo, cooperativas y reconversión del sector militar. Entre las leyes que aguardan a los soviéticos hay una dedicada a la pequeña empresa que prevé la posibilidad de que un propietario individual utilice el "trabajo ajeno" de hasta 200 personas, es decir, que tenga 200 empleados. Hoy en el sector cooperativo trabajan 4,5 millones de personas. Los planes del Gobierno preven que un 20% de la población laboral trabaje en ese sector en 1995.

Los nuevos soviets (consejos o ayuntamientos) locales, que acaban de surgir de unas elecciones, pueden heredar problemas económicos del pasado antes de verse con las manos libres para resolverlos. El Gobierno no tiene medios para abordar el programa de construcción de viviendas destinado a proporcionar alojamiento individual a cada familia soviética para el año 2000. Las viviendas son uno de los problemas clave del medio millón de personas que se licencian del Ejército en el marco de los acuerdos de armamento con EE UU. A esto se añaden los 600.000 refugiados desplazados por conflictos interétnicos. Sherbakov confila en un programa de inversión en el Cáucaso que haga regresar a quienes se marcharon aterrorizados de Azerbaiyán.

Hoy por hoy, los desempleados soviéticos no tienen ni la posibilidad de emigrar ni de desplazarse libremente por su propio país. Lo primero no es posible porque aún no se ha aprobado una ley que liberalice las salidas de la URSS. En cuanto a los desplazamientos por la URSS, existe un restrictivo régimen de empadronamiento que depende del Ministerio del Interior de la URSS, señala Sherbakov.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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