Obsesión
El que no tenga obsesiones que tire la primera piedra. No tiro piedras sino consideraciones ante el empecinamiento del excelentísimo señor don Jorge Semprún Maura en su cruzada de expiación contra sus propias aberraciones ideológicas de la segunda y tercera juventud. Desde la cuarta, el señor ministro de Cultura aprovecha todas las primeras piedras y todas las penúltimas páginas para darle la vuelta al abrigo ideológico de Federico Sánchez, por lo visto, un reversible que precisa continuas comprobaciones sobre la salud de sus costuras.Se hable del sarpullido del cerezo o de la sinalefa en la poesía guanche, se desarrolle el acto en una ex checa del espíritu o en una catedral posmoderna, el señor ministro combate lo que queda de la hidra comunista, como si desconfiara de la ética de los calendarios y de la salud neoliíberal para asistir al juicio final de la historia, en la sospecha de que la historia no tiene juicios finales que ponerse. La literatura sí, sobre todo cuando se ha forjado en el mesianismo de la intervención histórica y se prosigue, viaje de ida, viaje de vuelta, qué más da, en el mismo tren apostólico.
Recibía Roa Bastos el Premio Cervantes y no se fue Fidel Castro del acto sin varapalo semprunero. No. No estaba Castro en persona en el recinto galardonante, pero lo convocó el ministro como si necesitara continuamente plasma sanguíneo de su Ideología superada y vencida o fantasmas del pasado ante los que poder demostrar su cambio de sábana. De todos los fantasmas de crueldad que han hecho posible la monumental literatura emancipadora de Roa Bastos, a Jorge Semprún le interesan exclusivamente aquellos que dan sentido a su fantasmagoría obsesiva. De todos los pueblos latinoamericanos arrodillados ante los fusiles sólo le preocupa el apellido castrista de los fusiles de Cuba. Encerrado con un único fantasma, el señor ministro se lo lleva siempre puesto.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
Últimas noticias
El ‘Gran Hermano’ más corto de la historia lo ganó una de Jerez, y se fue a quemar Madrid
Última hora de la actualidad política, en directo | PSOE y Sumar abordan este viernes la crisis de gobierno
Un nuevo asentamiento arraiga en una plaza tras el desalojo del B9: “¿De verdad pensaban que íbamos a desaparecer?"
El Banco de Francia mejora sus previsiones de crecimiento pese a la incertidumbre sobre el presupuesto
Lo más visto
- Los hijos de Isak Andic negocian un acuerdo para pagar 27 millones a la pareja del empresario y cerrar el conflicto por el legado
- El Supremo condena a ‘Okdiario’ y a Eduardo Inda por intromisión en el honor de Iglesias al acusarle de cobrar de Venezuela
- Irene Escolar: “Si la gente se droga es porque encuentra en ello una anestesia que necesita. Negarlo es absurdo”
- La asociación mayoritaria de guardias civiles no está de acuerdo con la DGT en sustituir los triángulos por la baliza V16
- “No podemos hacer nada”: la IA permite copiar en exámenes de universidad con una facilidad nunca vista




























































