"Bajan a tomar licor"
La presencia de la guerrilla es ahora más visible que nunca. Tres cooperativistas aseguran en La Trinidad, una pequeña localidad por la que atraviesa la carretera Panamericana, auténtica espina dorsal del continente, que "los contras están ahí mismo, en ese monte, apenas a dos kilómetros", y que "a veces incluso bajan al pueblo, desarmados y sin uniforme, para tomar licor". Hay en esos momentos peculiares conatos de confraternización que algunos enfrentamientos esporádicos echan a perder.Muy cerca de aquí, hace apenas cuatro días, los guerrilleros atacaron una cooperativa, hirieron a dos de sus miembros y desarmaron a todos. El jueves, en la región del Atlántico Sur, secuestraron a tres civiles. El lunes mataron a un cooperativista en Nueva Guinea y robaron 30 cabezas de ganado. Poca cosa para lo que ocurría antes, pero buen síntoma de que es la Contra la que ahora mismo toma la iniciativa y exhibe su prepotencia. El pasado domingo, el ejército sandinista estaba en El Jocote, San Sebastián de Yalí y San Juan del Norte, al este de Estelí. El pasado jueves, sin embargo, se había replegado varias decenas de kilómetros al Sur dejando el campo libre a la Contra en zonas que no forman parte de las asignadas en los acuerdos con los sandinistas y la UNO, es decir, con el anterior Gobierno y el actual.
Varios soldados reconocen que tienen orden de evitar cualquier enfrentamiento. Algunos de ellos ni siquiera llevan armas, tal vez para evitar perderlas. Otros aceptan con rapidez el cigarrillo e intercambian rápidamente unas palabras. "Perdona, compañero, pero tenemos que irnos pronto porque sabemos que van a bajar. Va pues". Y, efectivamente, los contras bajan de las montañas, se bañan en el río y platican con los habitantes de los ranchitos. Se diría una guerra de opereta si, por un momento, se olvidaran las 50.000 vidas que ya se ha cobrado.
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