El camino de vuelta

La operación diseñada para desprenderse del 10,6% de la autocartera en el supuesto de que todos los accionistas de Asland Cataluña y del Mediterráneo acudan a la OPA puede formar parte de un plan estratégico de la sociedad matriz para deshacer, al menos en parte, lo que se ha venido haciendo en los últimos tres años para defenderse de uria posible entrada hostil en el capital de la sociedad.A principios del mes de junio del año pasado el grupo francés Lafarge Coppée se hacía con el control mayoritario de Asland mediante dos operaciones simultáneas. Adquiría el 20% en bolsa y lograba el control sobre otro 26% gracias a la compra del 60% del capital de la sociedad suiza Cementia. Terminaba así un proceso de varios años de defensa a ultranza, que se había basado en la búsqueda de aliados, en acuerdos con sociedades de fuera del sector -como Aguas de Barcelona y Catalana de Gas- para crear una sociedad tenedora de acciones de las tres empresas, en intercambio de acciones con otras sociedades, como el pacto con Banesto, y en un incremento de la autocartera que, una vez disuelto el acuerdo con Catalana de Gas y Aguas de Barcelona, llegó a superar el 25% del capital.

Terminado el proceso de defensa, ante la entrada mayoritaria de Lafarge, se trata ahora de reducir la autocartera. Antes de fin de año Asland, como el resto de empresas cotizadas, no podrá tener mas del 5% de autocartera. Ello después de que la junta general se adapte a la nueva ley de sociedades anónimas que sitúa en ese porcentaje el máximo de acciones.

El elevado volumen impedía de hecho, según fuentes financieras, la posibilidad de reducirlo hasta el 5% mediante colocaciones entre inversores institucionales. Recientemente se ha colocado casi el 3% en un fondo de inversión suizo. Pero en algunos medios parece que el esfuerzo a realizar es excesivo y que al final podrían no tener más remedio que tomar otro tipo de decisiones que redujeran el capital de la sociedad.