Rafael Moneo se despide de Harvard
El arquitecto navarro construirá un museo en Wellesley
En un abarrotado salón de actos de la Architecture School of Harvard, el director de esta facultad desde 1985, el español Rafael Moneo, interrumpió una taurina ovación de dos minutos, con el público puesto en pie, diciendo: "No se preocupen, volveré". En su lección magistral de despedida, Moneo sintetizó su versión de la arquitectura norteamericana contemporánea a través de las obras más recientes de dos arquitectos: Robert Venturi y Frank Gehry.
Rafael Moneo, autor del celebrado Museo Romano de Mérida deberá ahora levantar otro en Wellesley College, tras haber ganado un concurso frente a otros 90 aspirantes.Además, los estudios de Moneo en Madrid y en Massachusetts reparten en la actualidad su trabajo entre varios destacados proyectos: un auditorio de música en Barcelona, una nueva terminal del aeropuerto de Sevilla, la remodelación del palacio de Vistahermosa de Madrid para albergar la colección Thyssen y el citado Museo de Wellesley, que es especialmente grato al arquitecto porque en ese colegio enseñaron Jorge Guillén y Pedro Salinas. El edificio acogerá la colección permanente del Wellesley College.
La conferencia leída el pasado miércoles era la Gropius lecture, una lección magistral que tiene lugar todos los años en la escuela de Arquitectura de Harvard -el año pasado, por ejemplo, fue dada por el arquitecto italiano Aldo Rossi-, y cuyo nombre honra el recuerdo del célebre arquitecto suizo Walter Gropius.
Moneo fue presentado por el dean de la Harvard University, Jerry McCue, que dijo que la obra del navarro "es clásica y moderna al tiempo, sostenida por una gran erudición en la arquitectura española".
Comenzó Moneo aludiendo al privilegio que para él suponía haber ocupado el puesto en el que anteriormente estuvieron Gropius "y mi compatriota Josep Lluis Sert. Han sido los cinco años más intensos de mi vida". Después hizo atinadas consideraciones sobre el papel de la arquitectura en nuestros días: "El arquitecto ya no representa al Poder, como en el pasado. Ahora el Poder lo tienen los medios de comunicación, y el arquitecto contribuye a que vivamos en un mundo irreal, un mundo saturado de imágenes que aisla al individuo. La arquitectura ha desaparecido de las escuelas, de las fábricas, y si sobrevive es gracias a las instituciones, que aprecian lo que tiene de permanente".
La parte más técnica de la exposición estuvo dedicada a dos auditorios de música en Filadelfia y en Los Ángeles, el primero de Robert Venturi y el segundo de Frank Gehry. A través de estas dos figuras, Moneo describió los rasgos sobresalientes de dos estilos diferentes en la arquitectura norteamericana contemporánea. De la obra de Venturi dijo que es "una completa lección de realismo" cuya simetría y regularidad constituyen "un tributo a la arquitectura del siglo XIV. Respecto a Gehry, afirmó que "no ve la arquitectura en planos o secciones, sino como una evolución de los elementos en colisión, procediendo un poco como un escultor. Gehry no hace edificios, sino colecciones o familias de edificios".
La obra de Gehry el Disney Concert Hall de Los Ángeles dio pie a Moneo para hacer una serie de observaciones sobre las particularidades urbanísticas y arquitectónicas de la ciudad californiana. "En Los Ángeles, si el arquitecto quiere respetar el contexto no tiene más remedio que ignorarlo. Hay allí un sentido de lo efimero que se ajusta perfectamente a las necesidades del entorno". Finalmente, habló de una posible losangelización de las ciudades en el resto del mundo, para concluir expresando la necesidad de que el arquitecto vuelva a la ciudad, "que es donde se plantean los problemas que el arquitecto puede solucionar".
En un país en el que las ciudades sólo albergan oficinas y comercios, mientras que la gente vive en los suburbios, Moneo afirmó que "hay que devolver a las ciudades el concepto de lugar donde vivir, para que sean un verdadero espacio de transformaciones sociales".
Babelia
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