Avanzadilla de África

A primeros de noviembre de 1989 escribí al señor secretario del Programa Nacional de Nuevos Materiales, programa perteneciente al Plan Nacional de Investigación Científica y Desarrollo Tecnológico. Este programa, aprobado por el Gobierno en febrero de 1988, tenía, entre otros, el fin de censar personas, grupos de trabajo y empresas relacionadas con la ciencia y la tecnología de materiales en España. Así que me dirigí ilusionadamente al señor secretario de este programa nacional con el simple objeto de pedirle direcciones de empresas españolas dedicadas a este campo de la actividad industrial, direcciones que ellos tienen en su banco de datos.Han pasado cinco meses y no he obtenido respuesta alguna, ante lo cual pregunto: ¿existe el Estado español, o se trata de una agrupación de individuos que recaudan fondos de los que viven en España -no de mí, es cierto- para utilizarlos en proyectos de dudosa utilidad pública? Sigo: ¿no soy yo, aun viviendo fuera, portador de un pasaporte español? ¿No tengo, por tanto, derecho a acceder a la información que, por ser de carácter público, ha de estar a la disposición de cualquier ciudadano español? ¿He de gastarme el salario (beca) de un mes para ir personalmente a Madrid a recabar la información que estos señores podría si quisieran, facilitarme empleando no más tiempo del que necesitan para tomar café?

Por supuesto, conociendo mis paisanos como los conozco me busqué otras fuentes de información y escribí a otras empresas, españolas y extranjeras, e busca de trabajo. Hasta la fecha he recibido tres contestaciones de empresas españolas y otras tantas de empresas extranjeras. La tres españolas: he recibido la cartas que yo mandé, devuelta por Correos con el mensaje "partió sin dejar dirección". ¿Las empresas españolas no dejan dicho en Correos adónde se mudan? Y ahora, para comparar, vamos con las contestaciones de la compañías extranjeras: dos de ellas, británicas, me contestan a la semana diciéndome más o menos que no necesitan a nadie de mis características y agradeciéndome muy educadamente mi interés. La tercera, norteamericana, me manda un formulario para que lo rellene, con posibilidades de obtener empleo.

Así funciona nuestro querido país y así funcionan otros. A pesar del cambio, seguimos siendo la avanzadilla de Africa en Europa. Pobres africanos, lo tienen claro.-