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Tribuna:LOS PROBLEMAS DEL DESARROLLO EN EL TERCER MUNDO
Tribuna
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América Latina se queda sola mientras el mundo marcha al Este

Se ha escrito mucho en la Prensa europea y americana sobre el posible frenazo al crecimiento económico en la Europa mediterránea que podría producirse a medida que los inversores occidentales reorientan sus recursos hacía los nuevos mercados de Europa oriental. Pero la inquietud no se limita al sur de Europa. América Latina también se siente preocupada por su futuro. México podría salir adelante si prospera su acuerdo de libre comercio con Estados Unidos, pero las perspectivas de Brasil, Argentina, Venezuela y Chile son mucho más sombrías.Un dato significativo. En el reciente seminario que se llevó a cabo en la sede de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Washington, en celebración de los 100 años del sistema interamericano, sorprendió el predominio de un tema en las deliberaciones, a saber: la fascinación casi romántica con que los políticos y empresarios norteamericanos miran a los países de Europa oriental.

Un comentarista se preguntaba si, con todo el entusiasmo que provocó el paso hacia la democracia que dieron los países del Este, Estados Unidos no habría de dejar de pertenecer a la OEA para adherirse al Pacto de Varsovia. Aunque este comentario se hizo en broma, señala la creciente preocupación que se gestó entre los diplomáticos de América Latina, el personal del Banco Mundial y del Fondo Monetario y los funcionarios de la Agencia para el Desarrollo Internacional de Estados Unidos. Las naciones de América Latina, que eran las principales beneficiarias de las actividades internacionales encaminadas al desarrollo, corren el riesgo de perder recursos que habrán de destinarse a Europa oriental.

La propuesta del senador Bob Dole (republicano, Kansas) de reducir en un 5% la ayuda monetaria con destino a Israel, Egipto, Filipinas, Turquía y Pakistán para liberar fondos que de esa manera habrán de destinarse a las nuevas democracias no ha hecho más que aumentar esa preocupación. Si bien dicho senador mencionó como posibles beneficiarios a Panamá y a los países de América Latina que: están en lucha contra la droga, el principal aspecto de su propuesta radicaba en conseguir más dinero rápidamente para destinar a Europa oriental. Quedaron fuera del plan de Dole importantes países de América Latina que, afectados por la carga de la deuda, piden a gritos que se les preste atención: México, Argentina, Brasil y Venezuela.

Aunque es comprensible que los países de Europa occidental. quieran renovar los lazos que hace mucho les unían con los países del Este de ese continente, el cambio de las prioridades que Estados Unidos tenía fija(las en el hemisferio occidental es especialmente inquietante para América Latina. Diplomáticos latinoamericanos piensan que al estar aflojándose las tensiones en Europa, Estados Unidos debería prestar más atención a los países de la región a la que pertenece y asimismo premiar los pasos que se están dando en Latinoamérica hacia la democracia. Sin embargo, el cabildeo latino no puede competir con las fuerzas polaco-americanas que están en la sede del Congreso de Estados Unidos.

Las deudas bancarias

El monto de la deuda bancaria de esos países también es importante. Si se tiene en cuenta, por ejemplo, la deuda per cápita, Hungría y Polonia no se encuentran en mejor situación que Argentina o Brasil, y, si bien muchos de los países de América Latina no cuentan con un buen historial en materia de gestión económica, sí ofrecen (los ventajas de las que no pueden hacer gala los países de Europa oriental, a saber: regímenes democráticos bien afianzados y años de experiencia en materia de economía de mercado.A pesar de ello, son muchos los indicios que señalan que está en vías de producirse el desplazamiento de la atención hacia los países de Europa oriental. Por primera vez se ha registrado en Polonia y en Hungría la actividad de la Corporación para la Inversión Privada en el Exterior (OPIC), que es el organismo encargado de asegurar las inversiones del sector privado de Estados Unidos en el exterior.

El Congreso ha propuesto la modificación de la ley que rige las actividades de la OPIC a fin de que deje de clasificarse a esos dos países como comunistas (lo cual los excluía de las actividades de la OPIC) y que se los incluya entre "países amigos en desarrollo".

En los últimos meses, la OPIC ha atendido tantas consultas sobre garantías de inversión y sobre seguros de riesgo político respecto de Europa oriental como el número de llamadas que ha recibido del resto de los países en los que actúa el organismo, que son más de cien. La mayor parte de las llamadas son de empresarios húngaro-americanos y polaco-americanos que quieren abrir negocios en sus países de origen.

Los bancos comerciales, a los que ya se les ha acusado de ignorar a los países en desarrollo de nivel intermedio, ahora tendrán motivos para prestar también atención a los países de primer nivel. América Latina está por dejar de ser el principal beneficiario de los nuevos préstamos que otorguen los bancos grandes. Los bancos, comerciales sólo pueden encarar determinada cantidad de oportunidades de inversión 2t la vez. En Hungría o en Polonia, la financiación cuenta con el respaldo y el interés político de la República Federal de Alemania, lo que no se da en el caso de Argentina y de Brasil.

Las mismas preocupaciones se registran en el campo de la ayuda exterior y de la financiación del desarrollo. En la última cumbre, llevada a cabo en diciembre, la Comunidad Europea decidió crear un nuevo Banco Europeo de Reconstrucción y Fomento, abierto a la participación de otros donantes de Occidente, a fin de coordinar la ayuda y la inversión con destino a Europa oriental. Los funcionarios del Banco Mundial y de la Agencia para el Desarrollo Internacional temen que no haya fondos suficientes para seguir con los programas ya iniciados en América Latina ni para empezar nuevos programas en Europa oriental. El Consejo de Ministros de la Comunidad Europea ha decidido limitar su ayuda a América Latina para el año próximo, para gastar más en Europa oriental.

Con las restricciones presupuestarias impuestas por la ley Gramin-Rudman, en Estados Unidos, el monto total de la ayuda es más o menos fijo, y, en atención a la prioridad que reviste la financiación del déficit presupuestario, hay motivos para dudar de que la financiación de la ayuda haya de beneficiarse del denominado dividendo de la paz proveniente de la reducción de los presupuestos militares.

Ayuda exterior

El administrador interino de la Agencia Internacional de Desarrollo dijo en la Conferencia de Miami sobre el Caribe: "Los recursos norteamericanos son limitados, y el dinero que se destine a Europa oriental provendrá del que en otras circunstancias se habría destinado a América Central, África y Oriente Próximo. Partimos de cero en materia de ayuda exterior, y nadie puede obtener más, a menos que otro obtenga menos".Pese a todos los problemas, América Latina tiene motivos para ser optimista en cuanto a sus posibilidades durante el Gobierno de Bush. Al parecer, la Casa Blanca estaba empeñada en que tuviera éxito el plan Brady de reducción de la deuda, lo que permitiría que se recuperara la confianza de los inversores extranjeros y del capital nacional. Después de todo, con las disposiciones sobre conversión de la deuda que contiene el plan, se pueden comprar las empresas de varias naciones de América Latina por la mitad de su valor de mercado. La caída del régimen comunista en Europa oriental dejó todo eso en suspenso, al desplazarse la atención de los bancos y de los empresarios hacia el Este, a fin de cosecharlos beneficios que puedan derivarse de las nuevas fronteras de Europa.

Paradójicamente, Europa oriental, así como es un motivo de preocupación para los países de América Latina, también puede constituir una salida. Si es que hay una manera de conseguir que el Congreso provea de capital nuevo a los organismos internacionales de desarrollo, como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial, la salida consiste en jugar la carta de Europa oriental.

En la sede del Congreso, los miembros de ambos partidos están ansiosos por enviar a Polonia y a Hungría los dólares obtenidos de la recaudación de los impuestos, pero se muestran renuentes a votar a favor de tan siquiera la mitad del aumento del financiamiento del FMI que se propuso. Sin duda alguna, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial ganarán aliados en el Congreso si piden más dinero para proyectos destinados a Europa oriental y, con todo el entusiasmo, nadie se dará cuenta si parte de este dinero termina en auxilio del plan Brady de reducción de la deuda de América Latina.

Con todo, en atención al lema del momento, ¡Jóvenes, al Este!, los países de América Latina tendrán que avanzar mucho más de lo que lo han hecho hasta ahora en materia de reforma de sus propias economías si quieren evitar que se precipite el desplazamiento de la atención hacia Europa oriental. Buena suerte, señores Collor de Melo, Aylwin y otros.

Peter S. Rashish es escritor y analista de relaciones internacionales en Washington. Es miembro del Grupo de Expertos en Europa 92 del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales.

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