"Pedimos a Europa que no se olvide de Centroamérica", dice el vicepresidente de Guatemala
El vicepresidente de Guatemala, Roberto Carpio Nicolle, pide que "ahora que la paz es casi una realidad en Centroamérica, Europa que no nos deje en la arrancada. Si no tenemos el apoyo necesario, la ilusión se perderá y se habrá frustrado una gran oportunidad". El dirigente guatemalteco, que participó en el encuentro con cancilleres de la Comunidad Europea (CE) celebrado en Dublín, es consciente de que la CE ha centrado su atención en los países del Este de Europa, tanto por sus posibilidades económicas como por su importancia política. "Sólo pido que no se olviden de nosotros", subraya.
Roberto Carpio se muestra optimista sobre la pacificación en Centroamérica. "El proceso de Esquipulas está casi terminado", dice. "No habrá más apoyo a grupos armados que pretendan la desestabilización de los países vecinos, la sociedad se está conciliando, y el Parlamento centroamericano está a punto de constituirse".El primer ejemplo al que se refiere el vicepresidente guatemalteco es Nicaragua: "La contra no tiene ningún sentido. Y aunque pueda haber algún sector que se resista a desmovilizarse, ¿de dónde sacaría el apoyo?". "El presidente Ortega cumplió las condiciones de celebrar elecciones libres y se ha comprometido a entregar el poder. Por lo tanto, no hay ninguna justificación de la violencia de la contra en Nicaragua".
El otro tema que complica el futuro político nicaraguense es la gobe rnabilidad del país. "La señora Chamorro tendrá que gobernar en democracia frente a fuerzas que antes controlaban de forma autocrática el Gobierno. Creo, sin embargo, que existen posibilidades de una conciliación", agrega Carpio.
Las recientes conversaciones realizadas en Oslo (Noruega) entre representantes de la Comisión de Reconciliación Nacional (CRN) de Guatemala y de los grupos guerrilleros encuadrados en la Unión Nacional Revolucionaria de Guatemala (UNRG) para pacificar el país han servido, en opinión del vicepresidente Carpio, para alcanzar tres acuerdos de principio: "Las dos delegaciones coincidieron en que la guerrilla debe reunirse con los partidos políticos guatemaltecos, con los grupos sociales y económicos, y en explorar el camino que permita crear las condiciones necesarias para la integración de los grupos armados a la vida política".
El mandatario guatemalteco rechaza la idea de que el Gobierno de Vinicio Cerezo sea prisionero de las Fuerzas Armadas, aunque entre 1987 y 1988 se contabilizaron tres intentonas golpistas de por parte de un Ejército considerado uno de los más represivos de Centroamérica. "Tenemos una nueva Constitución en la que que se establece el papel del Ejército. Las Fuerzas Armadas se están adaptando al proceso democrático".
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