Todos pierden, El Chinito gana
Los resultados extraoficiales e incompletos de las elecciones presidenciales y legislativas de ayer en Perú permiten afirmar de forma inmediata que todos han perdido, menos el ingeniero Alberto Fujimori, el Chinito, que de la nada se ha convertido en el más firme aspirante a la presidencia ante la segunda vuelta.La izquierda,peruana, que hace cinco años llegó a porcentajes respetables de votación y ocupó, con Alfonso Barrantes, la alcaldía de Lima, ha quedado reducida a una representación de poco más de un 10%, sumados sus dos candidatos. Ahora, la izquierda peruana oscilará entre la tentación de algunos grupúsculos de pasarse a la violencia, por un lado, y la de socialdemocratizarse de otros sectores. Tampoco se puede descartar que la izquierda intente alguna forma de entendimiento con Fujimori, como forma de oposición al Fredemo y a Vargas Llosa. Fujimori, sin embargo, ha manifestado que mantendrá su independiencia y que no negociará con ningún partido político tradicional.
El APRA ha sufrido un desastre electoral y ha caído muy por debajo del famoso tercio del electorado, que se considera tradición almente como su base segura de apoyo. Curiosamente, el principal culpable de este desastre aprista, el mal Gobierno del actual presidente Alan García, podría salir fortalecido si se confirmara que Fujimori ha sido una creación suya para frenar a Vargas Llosa y a su rival en el APRA, su correligionario derrotado Luis Alva Castro.
Vargas Llosa era el domingo una figura patética. El novelista ha dado muestras de honradez intelectual, pero esto ha sido más bien un obstáculo para su carrera política. Su prestigio intelectual, su claridad de objetivos y su discurso didáctico a lo largo del territorio peruano le han servido de muy poco a la hora de convertirlo en votos. No sería extraño que Vargas Llosa, que ayer estaba reunido con su círculo familiar, arroje la toalla en los próximos días, aunque se trata de un hombre de una gran disciplina y un alto sentido de la dignidad personal.
A Vargas le perdió que en dos años de actividad política el electorado lo percibió ya como un hombre del sistema, frente a un Fujimori que ahora se presenta como una virgen política. Los estrategas de Vargas y también la inexperiencia política del novelista hicieron bajar en pocos meses su porcentaje de votos de un seguro 50% a poco más del 30%. Vargas se presentó al electorado durante la campaña como el candidato a quien había que derrotar.
La componente de frescura que significó en su día la aparición de Vargas Llosa quedó arruinada por la presencia a su lado de los viejos dinosaurios de la política peruana, que con su abrazo de oso contribuyeron a bajar el porcentaje de votos.
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