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Grecia padece cansancio electoral

Tercer intento de formar un Gobierno estable

La noche electoral del domingo en Grecia promete ser larga e incierta. Por tercera vez, en 10 meses, los votantes se enfrentarán a la misión imposible de hacer posible un Gobierno estable. Constantino Mitsotakis, líder del partido conservador Nueva Democracia (ND), acaricia nuevamente el sueño de alcanzar la mayoría absoluta, que se le escapó por sólo tres escaños el pasado 5 de noviembre, y por seis, el 18 de junio. Pero no se descarta una nueva frustración.

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¿Quién disparó primero?

Un acuerdo, por ahora limitado, entre comunistas y socialistas amenaza con sumirle en una derrota que podría arrojarle definitivamente a las catacumbas. "Lo que está en juego no es la elección entre socialismo o conservadurismo, entre izquierda y derecha, sino entre Gobierno estable o inestable", asegura a EL PAÍS Atanasios Tsaldaris, diputado de la ND y presidente del Parlamento. Naturalmente, él considera, como su líder, que sólo un Gabinete fuerte de su partido, basado en una mayoría absoluta en la Cámara, puede ofrecer esa garantía. "¿Cuál sería la alternativa?", añade. "¿Una coalición de comunistas, socialistas, algún independiente, un ecologista y un musulmán? Eso no garantizaría la estabilidad que el país necesita para salir de la gravísima crisis económica en que está sumido".Grecia lleva ya 10 meses de Gobiernos precarios. El primero se formó tras los comicios de junio de 1989. Era tan raro que se le conoció como la "extraña pareja": conservadores y comunistas, que en los años cuarenta se mataban en las calles de Atenas y en las montañas del norte, unidos para barrer la basura y aplicar la catarsis, es decir, sentar en el banquillo a destacados miembros de la Administración socialista -entre ellos, el ex primer ministro Andreas Papandreu- sospechosos de corrupción.

No menos peculiar fue el Gobierno ecuménico formado tras los comicios de noviembre. El experimento duró poco y sorprende que se iniciase siquiera. Los tres grandes partidos eligieron a algunos de sus cuadros para integrar un Gabinete que tomara decisiones económicas imprescindibles, y pusieron al frente a un venerable octogenario, Xenofón Zolotas, que presidió durante más de 20 años el Banco de Grecia. Al final, se rompió la baraja, cada cual se fue por su lado y Zolotas quedó con la incómoda misión de llevar al país hasta su tercera cita con las urnas en menos de un año.

Para confirmar la discordia, tampoco se logró el consenso para designar al nuevo presidente de la República, que ha de sustituir a Christos Zarzetakis, el incorruptible juez del caso Z, que en la película de Costa Gavras tuvo la cara de Jean Louis Trintignant. La papeleta queda para el futuro Parlamento.

Estabilidad

La gente está cansada. Ni siquiera se divierte ya con las historias de escándalos o amantes públicas o secretas que convirtieron a Grecia en el escenario de una comedia de Aristófanes. La palabra clave es estabilidad. A cualquier costa. Menos a costa de cambiar el signo del sufragio. De hacer caso a los sondeos, y no suelen equivocarse por estos lares, Nueva Democracia mantendrá el porcentaje alcanzado en noviembre (46,19% y 148 de los 300 diputados), al igual que los socialistas del PASOK, (40,67% y 128), mientras que los comunistas (10,96% y 21 escaños), que no serán la excepción en Europa tras los batacazos que se están llevando en el Este, tal vez experimentarán un retroceso de uno o dos puntos.Tan apretada está la cosa que todo el mundo echa cuentas sobre los marginales: previsiblemente, uno de Diana (conservadores escindidos de la ND), uno musulmán (elegido por la minoría de esta religión residente en Tracia) y otro ecologista (hasta dos, según algunas previsiones).

Los dirigentes de Nueva Democracia, como Tsaldaris, no dejan de repetir que no están dispuestos a gobernar en coalición y menos con el PASOK, "pero si alguien presta su apoyo en el Parlamento será bienvenido". Los socialistas, por su parte, han tendido cables a los comunistas hasta que éstos los han cogido. Ambos han suscrito un pacto para presentar candidatos únicos en cinco circunscripciones en las que tan sólo se elige un diputado. El compromiso puede dar a la izquierda cuatro de los cinco escaños en disputa, frente a los dos que tenía.

El grupo que dirige el antiguo ortodoxo del marxismo-leninismo Harilaos Florakis, junto al eurocomunista Leónidas Kirkos, parece que aún no ha terminado de deshojar la margarita de si estaría dispuesto o no a una colaboración de Gobierno con el PASOK. De momento habla de un eventual compromiso y Florakis adimite que Papandreu tendría derecho a ser primer ministro si vence en las urnas, aunque esté bajo investigación por el escándalo Koskotas y el de las escuchas telefónicas ilegales. Pero no se va más allá. De nada serviría. Antes tienen que hablar las urnas. Sólo entonces habrá llegado el momento de negociar.

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