La CE quiere estimular la participación española en comunicaciones avanzadas

La participación española en el programa de investigación y desarrollo en tecnologías avanzadas de la comunicación en Europa, más conocido por RACE, es escasa y el retorno de sus inversiones se cifra en torno al 4,3%. Roland Hüber, responsable comunitario para el desarrollo de las telecomunicaciones de la Comunidad Europea, ha analizado en Madrid la estrategia futura y las líneas de acción del programa, aprobado en 1985 por el Consejo de Ministros de la CE, que pretende empezar a disponer en 1995 de un sistema de comunicaciones integradas de banda ancha (CIBA).

Hüber es titular de la Dirección General XIII de la Comunidad Europea (una especie de ministerio encargado de la información científica y técnica y la gestión de la información). Cree que el problema más acuciante que tiene planteado ahora Europa es conseguir estándares efectivos en las telecomunicaciones."En el pasado", recuerda Hüber, "existían estrategias nacionales diferenciadas, pero una normalización muy efectiva a nivel Internacional permitía, por ejemplo, la comunicación telefónica mediante la utilización de estándares comunes en telecomunicación. El problema surge con la aparición constante de nuevos servicios, como ocurre actualmente, que podría llevar a la diversificación de estándares".Sin embargo, Hüber no aboga por la uniformidad: "Es necesario hacer un esfuerzo. El hecho de que varios países colaboren para adaptar las especificaciones no significa que tengan que estar de acuerdo en las estrategias globales. Cada región debe responder a su propia demanda y asegurar que sus inversiones le permitan conectar con otras regiones".

Hüber reconoce que la participación española en el programa es "demasiado pobre y débil, debido fundamentalmente a falta de infraestructura, ya que la investigación en España cuenta sobre todo con estructuras verticales. No obstante, desde un punto de vista estratégico, la participación española en RACE es buena. Pero intentamos lograr una mayor y mejor participación en este y otros programas comunitarios, relativos al transporte, salud, formación y comunicaciones viales".

Convencido de la importancia determinante de las tecnologías de la información, Hüber señala que en estos momentos hay aplicaciones reales y experimentales del programa RACE en diversos sectores, como el médico, el mantenimiento remoto de aeronaves y el aprendizaje a distancia. El programa tiene ya proyección real en los servicios de telemedicina y teleedición. Igualmente, la utilización de las comunicaciones móviles, no sólo para voz, sino también para datos, es cada vez mayor, así como la emergencia de las videoconferenclas de alta definición.

Nivel europeo

Respecto al nivel europeo en comparación con Estados Unidos y Japón, cree que es totalmente equiparable. "En algunos aspectos ellos van por delante, y en otros, como en tecnología de la información, es Europa la que marcha en cabeza. Sobre esta base, tenemos una gran oportunidad para el desarrollo tecnológico europeo, ya que en cualquier sector de alta tecnología el éxito no se produce mientras no se domine la tecnología de la información. La investigación y el desarrollo ya no son factores suficientes, aunque sí necesarios, para el éxito final de un producto".

La segunda fase del programa, que culminará en 1995, pone más énfasis en aplicaciones experimentales de comunicaciones que en la capacidad tecnológica básica. La estrategia se orienta ahora hacia las comunicaciones móviles y la seguridad de la información para proteger el interés de los ciudadanos.

El programa RACE ampara proyectos de participación española como los relativos a sistemas ópticos avanzados, software de comunicaciones, telecomunicaciones móviles y gestión de redes. El grupo Telefónica y Alcatel Standard Eléctrica copan el 73,2% de la participación española. Telefónica Sistemas, por ejemplo, participa en el proyecto para enlazar electrónicamente los museos europeos.