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Fuerte incremento de la violencia en los suburbios negros de Suráfrica

Los enfrentamientos entre grupos tribales y la ola de violencia y agitación social que padecen actualmente los suburbios negros de algunas ciudades surafricanas, sobre todo en la provincia de Natal, parecen haber excedido los niveles de crisis de 1985-86.Desde septiembre de 1987, cuando estalló la rivalidad entre el movimiento tribal zulú Inkatha, dirigido por el jefe Mangusutu Buthelezi y la coalición antisem. gregacionista Frente Democrático Unido (UDF), aliada del Congreso Nacional Africano (CNA), sólo en los suburbios negros de Pietermartziburg, capital de la provincia de Natal, se han contabilizado hasta ahora 1.425 muertes.

La espiral de violencia se aprecia con claridad por el hecho de que entre febrero de 1989 y el 27 de marzo de este año la cifra de muertos en la provincia de Natal llegó a 756.

A ello hay que agregar los millares de personas que se han visto obligadas a huir de la "guerra civil de los suburbios", donde centenares de casas han sido incendiadas por las bandas radicales de los dos movimientos enfrentados.

El suburbio más afectado por la ola de violencia ha sido y es el Enerdale y sus alrededores, donde al menos 21 personas han resultado muertas en violentos enfrentamientos ocurridos ayer y el pasado miércoles.

No obstante, se teme que dicha cifra aumente cuando se logre dominar la situación y despejar la zona, sobre la cual aún se aprecia una densa nube de humo producto de los incendios de varias casas.

Guerra civil

Algunos testigos han descrito los enfrentamientos como una auténtica guerra civil. Casi toda la comunidad de Enerdale se ha armado y movilizado para proteger casas y propiedades.

Las autoridades han decidido, entre tanto, enviar refuerzos policiales desde la ciudad portuaria de Durban, mientras en los suburbios afectados por la ola de violencia se ha paralizado el comercio y han tenido que ser cerradas las escuelas.

La paralización del servicio de transporte público ha impedido a millares de trabajadores acudir a sus lugares de trabajo, mientras algunas noticias indican que bandas de fanáticos han secuestrado autobuses para emprender ataques de represalia contra sus rivales.

En medio de este caos, el vicepresidente del Congreso Nacional Africano (CNA), Nelson Mandela, y el jefe de Inkhata, Mangusutu Buthelezi, han acordado reunirse en el plazo más breve posible para intentar hallar una solución que ponga fin a la violencia, que ya se ha convertido en una epidemia en Natal.

A pesar de coincidir en que hay un claro componente político en la ola de violencia, varios comentaristas creen, no obstante, que aquéllos que participan en los enfrentamientos apenas conocen superficialmente a los grupos políticos a los que apoyan y por los cuales, a veces, matan.

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