Pino va, pino viene

En un sitio ponen, en otro quitan. Así podría resumirse la política del Ayuntamiento de Madrid sobre los árboles de la ciudad. Mientras que ayer el alcalde y la concejala de medio ambiente participaban en la plantación en la M-30 de 300 abetos entregados al Ayuntamiento por los madrileños después de Navidad, en febrero desaparecieron cientos de ejemplares en la Ciudad Universitaria para construir un acceso a la NV-I.

"Mucha campaña de un árbol por cada niño que nazca, pero aquí se van a cargar estos álamos, que tienen 16 años, miden casi 12 metros y han crecido con nuestros hijos, y nadie hace nada", denuncia una vecina de la manzana donde confluyen las calles de Illescas y Camarena, en Aluche. Allí se va a construir un aparcamiento subterráneo en un jardín vecinal que cuenta con 100 ejemplares de olmos, álamos blancos, pinos y almendros."Al parecer, tienen todos los permisos, pero es inaudito que les dejen trasplantar estos árboles, tan grandes y en plena primavera. Se van a morir todos", asegura con tristeza. Fuentes municipales han señalado que es posible trasplantar estos ejemplares "siempre que se utilicen las máquinas adecuadas que puedan conservar el cepellón".

Símbolo de vida

Vecinos y ecologistas denuncian el silencio administrativo que rodea a casos como el de Illescas. Mientras tanto, el alcalde Agustín Rodríguez Sahagún, que en enero comenzó la campaña de plantar un madroño por cada pequeño madrileño recién nacido, presentaba ayer la plantación de tres centenares de pinos y abetos procedentes de la campaña municipal de recogida de árboles de Navidad en el nudo de Costa Rica, en la M-30.

En el acto participó la concejala de Medio Ambiente, Esperanza Aguirre, quien dijo que "lo importante es evitar que se pierda un solo árbol, ya que la inmensa mayoría se puede trasplantar con los medios actuales". Este acto fue calificado por Rodríguez Sahagún como "símbolo de vida y convivencia".

"Las obras de la vía de acceso a la carretera de La Coruña por la Ciudad Universitaria comenzaron sin que el Ayuntamiento realizara estudios sobre el impacto ambiental", denuncia José Luis García, director de la Asociación Ecologista de Defensa de la Naturaleza (Aedenat). Esperanza Aguirre admite que "estos estudios deberían ser obligatorios antes de otorgar los permisos".

"Existe una ordenanza municipal en la que se estipula que no se deben cortar árboles plantados, pero nadie hace caso", explica el dirigente de Aedenat. "Hace poco cayeron cerca de 50 pinos de gran tamaño y edad en el Pinar del Rey, para que se construyera la Gran Vía de Hortaleza". Actualmente se están trasplantando ejemplares, previamente escayolados, según explicó Esperanza Aguirre.

La amenaza se extiende a una parte de los encinares del monte de El Pardo, que podrían sucumbir cuando se comiencen a abrir los túneles de la M-40, y a la zona de la Casa de Campo cercana al Parque de Atracciones, por la próxima construcción de un aparcamiento.