Dimisión de los ministros laboristas del Gobierno de Israel tras el cese de Peres

El primer ministro israelí, Isaac Shamir, con un gesto sombrío pero decidido, anunció ayer en la apertura del Consejo de Ministros la destitución de Simón Peres, vicepresidente del Gobierno y líder de los laboristas. Inmediatamente, los otros 10 ministros la boristas presentaron a Shamir sus respectivas cartas de dimisión, que habían sido preparadas de antemano.

¿Ha dejado de existir el Gobierno de unión nacional? Teóricamente, en virtud de las leyes israelíes, la dimisión de los ministros laboristas no entra en vigor hasta el jueves, 48 horas después de la remisión de las cartas de dimisión. En este tiempo Shamir puede, si cambia de opinión, anular las dimisiones y, pedir a los ministros laboristas que permanezcan en el Gobierno. Teniendo en cuenta que este país es rico en virajes, todo, hasta lo improbable, puede ocurrir. Ésa es la teoría. En la práctica, en los dos partidos -Likud, liderado por Shamir, y laboristas- existe el convencimiento de que ha caído el telón para el Gobierno de unión nacional.Este Gobierno desaparece por una simple cuestión planteada por el secretario de Estado norteamericano, James Baker: la composición de la delegación palestina en las conversaciones de paz. Una cuestión a la que Shamir rehusó responder con un sí o un no. De la respuesta M Gabinete israelí presidido por el primer ministro dependía, de hecho, el conjunto del proceso de paz, que debía iniciarse con el diálogo israelo-palestino en El Cairo.

Varios escenarios

¿Qué va a pasar ahora'? Varios escenarios se presentan como posibles. En primer lugar, que la Kneset (Parlamento) haga caer el 15 de marzo el Gobierno de Shamir, después de la moción de censura interpuesta por los laboristas y otros partidos de la oposición. Según las leyes en vigor, el Gobiemo censurado debe convertirse automáticamente en un Gabinete de transición que continúe gobernando el país hasta la formación y la aprobación por la Kneset de un nuevo Consejo de Ministros. En ese caso, el presidente, Jaim Herzog, comenzará las consultas al día siguiente de la caída del Gobierno de Shamir. Seguidamente designará a un líder, probablemente Peres, que tendrá 21 días para formar Gobierno.

En segundo lugar, puede ocurrir que los laboristas no consigan derribar el Gobierno. Shamir puede entonces gobernar con su equipo actual, exceptuando a los laboristas. Pero ese Gabinete, apoyado por una minoría de la Kneset, está a merced de cada nueva moción de censura. En este caso, Shamir podría dar entrada a los partidos de extrema derecha nacionalista (seis diputados), que consolidarían la coalición, pero que exigirían, a cambio de sus votos, una política antipalestina y de colonización a ultranza. Los riesgos de una guerra y ruptura con Estados Unidos aumentarían también.

Por último, puede ocurrir que ni Shamir ni Peres consigan formar un Gobierno estable. La Kneset sería disuelta y se anticiparían las elecciones.

Tanto Peres como Shamir dependen, en su búsqueda de un Gobierno alternativo, de los partidos religiosos, que cuentan con 18 diputados. Pero los partidos religiosos ortodoxos (13 diputados) dependen, a su vez, de las decisiones que tomen dos grupos de rabinos. En suma, la chistera del futuro primer ministro está guardada en un baúl cuya llave está guardada por un grupo de venerables rabinos, de edad avanzada.