Independientes y limpios
La lucha contra la corrupción, objetivo sindical del Este
Desde el pasado mes de noviembre, los sindicatos de- la Europa central y del Este han dejado de ser "el brazo del partido" en la empresa. El movimiento sindical se esfuerza ahora por democratizar sus estructuras, y para ello proclama la independencia del partido, cambia a sus dirigentes, potencia las federaciones de industria y mientras busca el mejor método para repartir el patrimonio sindical. En un extremo del bloque, la perestroika hace más lentos los cambios en las relaciones laborales y mantiene la central única en la URSS.
En el otro la actividad sindical la República Democrática Alemana se adapta al modelo de la RFA. En cualquier caso, las reivindicaciones de las centrales persiguen limpiar la casa por dentro antes de buscar un referente económico.El pasado fin de semana Checoslovaquia y Hungría celebraron sendos congresos ordinarios en el que constituyeron sus nuevas federaciones de sindicatos y eliminaron a las respectivas organizaciones oficiales que hasta entonces representaban a los trabajadores. Bulgaria dió este paso el 17 de febrero y la República Democrática Alemana realizó a finales de enero un congreso extraordinario con el mismo objetivo. Los sindicatos de la Unión Soviética han anunciado que celebrarán su congreso ordinario el próximo otoño, siguiendo el ritmo lento que obliga la Perestroika.
El proceso democratizador del bloque comunista está teniendo cumplida respuesta en el terreno sindical. De hecho, las primeras elecciones democráticas se han llevado a cabo en el seno de las empresas y las federaciones de industria antes que en el campo político. Los cambios sindicales en la Europa del Este no toman como referencia los próximos cambios en la estructura económica de estos países. En principio, el programa de actuación de estas organizaciones persigue desligarse de la corrupción del partido.
Reparto de patrimonio
El reparto del patrimonio acumulado por el sindicato único es el aspecto más relevante del nuevo movimiento sindical en el Este. El caso de la FDGB en la República Democrática Alemana es sintomático: en el congreso que celebraron en enero pusieron al frente del sindicato a Helga Mausch, una experta en temas contables.
La central oficial de Hungría celebró del 2 al 4 de marzo de este año su congreso nacional. En él, un consejo provisional de coordinación, compuesto por dirigentes de todos los sindicatos afiliados (alrededor de 100), creó la Federación Nacional Húngara, de carácter independiente. El reparto del patrimonio llevó un día y medio de debate y el resultado condicionó el futuro modelo sindical: la descentralización de sus estructuras. El nuevo estatuto expresa que se repartirán los bienes entre las distintas federaciones y sindicatos. Tendrán derecho a participar en este reparto las organizaciones que demuestren que los trabajadores a los que representan han contribuido con sus cuotas a la creación de este patrimonio.
La Confederación Checoslovaca de Organizaciones Sindicales constituida el pasado 2 y 3 de marzo aún no ha resuelto este debate. La propuesta de Hungría (donde no importa el origen del sindicato ni si pertenece a la confederación) podría servir de referencia. Por el momento, Checoslovaquia repite los esquemas de sus países vecinos y renueva la anterior estructura sindical cambiando cargos y convirtiendo el anterior Movimiento Sindical Revolucionario (ROH) en instrumento de coordinación de sindicatos que se declaran independientes.
La estrategia para hacerse cargo de las antíguas estructuras se ha realizado aparentemente de forma parecida en ambos países (las federaciones de industria han celebrado congresos) pero el proceso húngaro, que como se recordará fue empezado desde arriba, no ha contado con la presión de los comités de huelga que surgieron en el mundo laboral de Checoslovaquia.
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