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Un golpe más en Kabul

En Afganistán ya no se cuentan los golpes de Estado desde aquel que derrocó al rey Zahir Sha en 1973 y desde el que instauró un régimen comunista en Kabul en 1978 y llevó el país a la guerra. El intento de golpe de Estado del pasado 6 de marzo no ha faltado a la tradición: ha sido sangriento, incluso para los civiles, y reflejaba las ambiciones y rivalidades de los clanes. Como los precedentes, no podía resolver el drama en el que se debate el pueblo afgano.Desde hace semanas corrían los rumores por Kabul sobre las ambiciones golpistas del rival del presidente Najibulá, el ministro de Defensa, general Sha Nawaz Tanai. ( ... ) Najibulá ha acusado a su rival de confabulación con el más extremista de los fundamentalistas islámicos, Gulbudin Heckmatiar. Estos excesos verbales indican que la posición del antiguo jefe de la policía secreta no es tan sólida como quiere hacer creer. ( ... ) A pesar de sus éxitos, debidos en parte a la debilidad de los muyahidin, incapaces un año después de la retirada de las tropas soviéticas de tomar Kabul, el número uno afgano se ha convertido en el principal obstáculo a una solución política. (... ) ¿No existe el riesgo de que norteamericanos y soviéticos se pongan un día de acuerdo para quitar a Najibulá y reemplazarlo por un candidato que prepare la renconciliación? Pero, en un país que es un verdadero mosaico de clanes y de tribus ( ... ), la influencia de las grandes potencias sigue siendo bastante limitada.

8 de marzo

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