Un verdadero cuarteto
Vaya por delante que la música que ofrece el cuarteto del baterista Rick Hollander está entre lo verdaderamente notable de cuanto bueno está sucediendo en las últimas semanas en los escenarios madrileños del jazz. Vienen de Nueva York y fue allí donde se conformaron como grupo, con músicos procedentes de ambos lados del Atlántico; Hollander y Armacost, de tierras americanas, Lang y Aerts, del continente europeo. El lugar de en cuentro fue el jazz moderno, que desde luego, parte del bop, pero en su caso, de un bop que nunca dejó de crecer.En la evolución de los últimos años, el bop ha servido de campo de aprendizaje y expresión para experiencias diversas: de la recreación hasta el revival -para algunos-, pero también como campo natural de partida para construir una música del presente. Así parece haberlo entendido la banda de Hollander, y con una importante convicción fundacional: todo ello debe suceder en el marco de un grupo, de un organismo vivo en el que cada uno de los cuatro instrumentistas deben ser acento, eco y motivo de inspiración para cada uno de los demás. Y eso es algo que puede percibirse desde el primer momento en el que desde el escenario se anuncia la primera nota o se marca el compás del primer tema.
Rick Hollander Quartet
Café Central. Madrid. Hasta el 11 de marzo.
Rick Hollander es el líder y sabe serlo no por el camino de la expansión avasalladora, sino por la vía del enriquecimiento del colectivo. Sobre una batería bien sobria de elementos, Hollander dispone de una gama de acentos y explosiones que sabe entretejer en el continuo salto adelante en los climax. Su labor bajo los solos de sus compañeros puede ser todo un cursillo de jazz para el oyente; como buen baterista moderno es un solista continuo.
Saxo notable
El hombre de los saxos es Tim Armacost, otro notable. Parece verdaderamente dueño de su tenor y menos familiarizado con el soprano. En su instrumento principal pueden oírse los ecos de sus maestros. En Armacost existe un dominio de la construcción sobre el que puede desarrollar una carrera verdaderamente propia. Walter Lang es uno de los buenos pianistas europeos en los que el aprendizaje de la música occidental se enlaza con un swing natural. Philip Aerts cumple sin que su instrumento, el contrabajo, alcance su mayor grado de protagonismo.
Interpretan estándares -de Giant Steps a Chelsea Bridge y Played Twice- y originales de Hollander, y en cada uno de sus sets afirman su música en el estricto presente.
Babelia
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