Isabèlle Adjani y Gérard Depardieu, mejores actores franceses de los años ochenta
Isabèlle Adjani y Gérard Depardieu fueron designados ayer los mejores actores del cine francés de la década de los ochenta por la Academiade las Artes y Técnicas del Cine, que en la noche anterior había concedido los premios César 1990. Isabèlle Adjani, candidata también a próximo Oscar a la mejor intepretación femenina, y Gérard Depardieu interpretaron juntos La pasión de Camille CIaudel, historia de la escultora francesa del mismo nombre, hermana del escritor Paul Claudel una de las compañeras sentimentales del escultor Rodin y que murió en un manicomio.
Desde el triunfo en los mercados francés y norteamericano de La pasión de Camille Claudel -la película que ha valido a Adjani su nominación para el Oscar- un fuerte movimiento de opinión exige en Francia la creación de un museo enteramente consagrado a la desdichada escultora. De Camille Claudel, internada con el consentimiento de su hermano, se sospecha que fue la autora de buena parte de las manos y los pies de las esculturas de Rodin.
La pasión de Camille Claudel tuvo en Francia un gran lanzamiento publicitario basado en la personalidad de la escultura y en la actracción de la actriz Isabelle Adjani, interprete y coproductora del filme. No fue el caso de El gran azul del director Luc Besson. Y sin embargo, El gran azul, una historia de extraordinaria sensibilidad y dureza creada por un cineasta novato, fue, sin duda, el gran acontecimiento del cine francés de finales de la década de los 80: nueve millones de entradas en los dos últimos años.
El hosco Luc Besson es la gran esperanza creadora del cine galo. Hace un par de semanas se estrenó en París su segundo trabajo, Nikita, y todos los días miles de personas se quedan sin entrada, tras hacer horas de cola en las múltiples salas donde se proyecta el filme.
Después del color azul de su precedente película, Luc Besson ha optado por el color negro para contar la historia de una delincuente drogadicta. El éxito de Besson procede de que su cine está creado con los colores, imágenes y personajes del París del Metro, las salas de videojuegos, los comics y los sucesos, un París tan real como el del Louvre.
Transición
El cine francés, según un portavoz del ministerio de Cultura, ha atravesado su peor momento de crisis y está en plena fase de transición, con tendencia a la alza. Salvo películas como El gran azul o La pasión de Camille Claudel, produce pocos grandes éxitos de público en los países extranjeros, especialmente en Estados Unidos. En el mercado interior, la gran pantalla debe competir con las películas que pasan los seis canales de televisión franceses (unos 1.300 títulos diferentes al año) y con los magnetoscopios (de 4 a 5 millones).
Pese a ello, al año se producen un centenar de películas y se venden unos 130 millones de entradas, según la media del último periodo de la pasada década.
En ese marco, los premios César, el equivalente francés de los Oscar norteamericanos, celebraron en la noche del pasado domingo su 15 cumpleaños. En el teatro de los Campos Elíseos, el actor norteamericano Kirk Douglas, recién nombrado caballero de la Legión de Honor por el ministro de Cultura Jack Lang, presidió el acto. La actriz británica Charlotte Rampling fue una de las presentadoras de la velada.
La película Trop belle pour toi de Bertrand Blier fue la gran triunfadora, con trofeos al mejor filme, mejor director, mejor guión, mejor montaje y mejor interpretación femenina en fa persona de Carole Bouquet.
El diario Liberation decía ayer que el premio a Carole Bouquet fue la "justa recompensa a su talento y su belleza". La actriz descubierta por Luis Buñuel en su filme Ese oscuro objeto del deseo arrebató el César a la joven Emmanuelle Bear, la gran favorita de las encuestas populares previas a la concesión y entrega de los premios César.
Gèrard Philippe
Bertrand Tavernier y su La vie et rien d'autre fueron los grandes perdedores de la última edición de los premios cinematográficos franceses. Su concesionario, la Academia de Artes y Técnicas del Cine, sólo retuvo de ese filme el trabajo interpretativo de Philipe Noiret, galardonado con el César al mejor actor.
En esta edición de los César sus organizadores dedicaron un homenaje al fallecido Gerard Philippe, aquel extraordinario actor que encarnó a Fanfan el invencible. También bendijeron la naciente carrera de la cantante pop Vanessa Paradis, que obtuvo el trofeo a la más prometedora actriz francesa. Ese equilibrio entre tradición y modernidad, subrayan los críticos, diseña el porvenir de un cine que, desde la explosión de la nouvelle vague en los últimos años 50 y primeros de la década siguiente, parece andar falto de ideas colectivas.
Babelia
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