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Correos impide que sus funcionarios hagan comentario alguno sobre el atentado

Correos no pudo ayer controlar la tensión despertada tras la explosión, el día anterior, de una carta bomba en las manos de una funcionaria. En la madrugada aprobó un plan de seguridad, por la mañana los trabajadores se manifestaron, luego impidió a los medios de comunicación que hablaran con los compañeros de Pilar Fernández, la mujer herida, lo que confirmaron en conversación telefónica -"nos han prohibido hacer cualquier comentario"- y, mientras, José Luis Martín Palacín, secretario general de Comunicaciones, amenazaba con querellas al que dijera que en Correos se abre la correspondencia.Correos amaneció ayer plagado de carteles en los que los sindicatos recordaban que se había incumplido el compromiso "respecto a la constitución de una comisión de seguridad". Sólo unas horas antes, la dirección general aprobó un plan urgente para intensificar las medidas de control, "una vez garantizada por parte de las centrales sindicales la absoluta confidencialidad'.

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Las cuatro cartas bomba fueron enviadas por una misma persona desde Madrid

La aprobación del plan no detuvo la manifestación que ,durante una hora, realizaron los 2.000 funcionarios de la sede central de Correos en Madrid, al igual que en otras capitales. Solicitaban mayor seguridad para el desempeño de su trabajo, porque, según los representantes de los sindicatos mayoritarios en Correos, Comisiones Obreras, Sindicato Libre de Correos y UGT, la carta bomba estuvo deambulando durante seis días sin ser detectada y pasó por 11 manos distintas en las oficinas de Alcalá de Henares, Chamartín y Cibeles, antes de estallar el pasado miércoles, informa Luis Esteban.

Abrir la correspondencia

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A continuación, los funcionarios se reincorporaron a sus trabajos, pero Correos impidió el acceso a EL PAÍS al despacho donde se manipuló la carta bomba para confirmar con los compañeros de Pilar Fernández si las cartas se abrían o no.

José Luis Martín Palacín dio la siguiente versión en la cadena COPE: "No hay pruebas por parte de nadie de que esta funcionaria estuviese abriendo la correspondencia.

Las cartas venían devueltas y unidas en un fajo atado, por lo que es posible que introdujese su tijera para cortar la cuerda y la descompresión hiciera saltar el muelle del detonante". A continuación, Martín Palacín amenazó con querellas.

Un compañero próximo de Pilar Fernández confirmó que en el departamento de ésta no suelen abrirse las cartas, pero tampoco, como excepción, lo descartó: "Lo normal es que la explosión se produjera al poner el tampón correspondiente o al doblarla". Los que estaban a su lado y que realizan el mismo trabajo que ella recibieron la orden de no hacer comentarios a la Prensa.

Mientras, el estado de Pilar Fernández se mantiene estable, con recuperación anatómica y funcional del ojo izquierdo y sólo anatómica en el derecho. Permanece ingresada en el hospital Gregorio Marañón, al igual que Fernando de Mateo Lage, presidente de la Audiencia Nacional, que sufrió un atentado con un paquete bomba el martes. Éste evoluciona favorablemente, se le ha retirado la ventilación mecánica y distingue formas e imágenes con el ojo derecho y luces con el izquierdo..

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