"Una nueva revolución industrial está creando la casta de nómadas de lujo"
Jacques Attali afirma que el Pacífico y Europa serán los grandes espacios económicos del siglo XXI
Jacques Attali, consejero personal del presidente francés, François Mitterrand, está convencido de que una nueva revolución industrial se desarrolla hoy en torno a dos grandes espacios económicos, el Pacífico y Europa, que sustituirán en la hegemonía del mundo a las dos superpotencias militares. En una entrevista concedida a EL PAÍS en el palacio del Elíseo, Attali ha desarrollado sus últimas reflexiones sobre el declive de la economía norteamericana, la nueva revolución industrial basada en la prodiacción de objetos nómadas, la seguridad de que Japón será el corazón del espacio del Pacífico, las grandes posibilidades de Europa para constituir el otro gran polo del futuro y las nuevas amenazas que pesan sobre el planeta.Un reciente artículo de Le Nouvel Observateur calificaba a Jaeques Attali de "cerebro gris" de los socialistas franceses y aseguraba que apenas toca las sábanas, que dedica las noches a la lectura y la escritura. El último producto de las veladas de este hombre de 46 años es Lignes d´horizon, un libro editado por Fayard (que constituye una sucinta exposición del porvenir del mundo en las próximas dos o tres décadas.
Pregunta. Usted, hombre de izquierdas, acepta que los acontecimientos en la URSS y en la Europa del Este corroboran la victoria mundial del capitalismo. ¿Cuál es la fuerza de este sistema?
Respuesta. En el mundo ha habido tres modos sucesivos de gestión de la violencia: lo sagrado, la fuerza y el dinero. El dinero, que introdujo la idea de que todas las cosas se pueden expresar en una medida única, un equivalente universal, constituyó un formidable progreso. Permitió crear riqueza en las mejores condiciones a escala planetaria, e introdujo el concepto de democracia.
P. ¿Qué razones le llevan a pronosticar el fin de la hegemonía norteamericana?
R. Diversas ciudades han desempeñado sucesivamente el papel de corazón del orden mercantil. Empezó Brujas y siguieron Venecia, Amberes, Génova, Amsterdam, Londres y Nueva York. Ahora estamos viviendo el período de transición que separa la hegemonía de Nueva York por la de un nuevo corazón aún difícilmente discernible. Es la crisis de una forma dominada por el motor eléctrico, los electrodomésticos y el dólar como moneda de intercambio.
P. ¿Cuáles son los signos concretos de esa crisis?
R. La productividad de la industria norteamericana aumenta tres veces menos rápido que la japonesa y dos menos que la europea. Esa industria no ha creado ninguno de los productos nuevos de los últimos años, con la notable excepción del microprocesador. Estados Unidos ya no tiene vocación industrial. Incluso los bienes de consumo tradicionales no son fabricados de modo competitivo. Los norteamericanos ya no exportan prácticamente desde su territorio ni automóviles, ni televisores, ni electrodomésticos. Las finanzas y los servicios se han convertido allí en lo esencial.
P. ¿Y eso es malo?
R. Sí. En contra de lo que se venía pensando, yo creo que e porvenir no va a ser posindustrial y de servicios, sino hiperindustrial. Estará basado en las tecnologías productoras de los que yo llamo objetos nómadas.
Europa frente a Japón
P. ¿Qué son los objetos nómadas?
R. Los objetos nómadas han existido siempre. Piense en los amuletos, las armas, los trajes, los vestidos o las monedas. La gran diferencia es que ahora todo se convierte en ligero, en portátil. Piense en el teléfono sin hilos, el telefax, el ordenador de bolsillo la antena transportable para la difusión y recepción de señales de satélite transportable, la televisión y el vídeo en miniatura... Y pronto surgirán aparatos de automedicación y autoeducación., que reducirán los elevados costes de esos dos servicios, los costes de la demanda.
P. ¿Qué tipo de ser humano van a crear esas nuevas tecnologías?
R. Una nueva casta superior de hombres y mujeres bien informados e itinerantes, que dejará atrás a los enraizados. El nomadismo de lujo se convertirá en el gran valor cultural.
P. En esa perspectiva, ¿cuáles son las cartas de Tokio para convertirse en el nuevo corazón del orden mercantil?
R. Muchas. Japón ha escogido el desarrollo industrial, domina sus mercados, ahorra, produce los objetos de consumo del mañana e invierte en el mundo entero. Es seguro que dominará el gran espacio económico del Pacífico y que Estados Unidos tendrá que integrarse en ese espacio. El problema de Japón es que duda en pagar el precio del imperium. Así que la salida más probable es la yuxtaposición durante un cierto tiempo de dos espacios dominantes, dos casi corazones organizados en torno a una pareja compuesta por un gigante político y militar y otro económico. Una de esas parejas es Japón-Estados Unidos; la otra, Europa-URSS.
P. ¿Está usted tan seguro de las posibilidades europeas?
R. Sí. Europa tiene las mismas capacidades tecnológicas que Japón, la misma pasión del movimiento, valores universales más fuertes y quizá menos reticencia que Japón a asumir el coste de la hegemonía. El espacio europeo tiene además la gran ventaja sobre el Pacífico de que este último necesita progresar de modo espectacular en las tecnologías del transporte aéreo y marítimo. En cambio, el corazón del espacio europeo estará en alguna parte entre Londres, Rotterdam, Francfort, París y Milán, a pocas horas en un tren de alta velocidad de cualquier punto de un mercado compuesto en total por 600 millones de consumidores.
P. ¿La Europa del Este podrá incorporarse al espacio de la CE?
R. Tiene que hacerlo. Sólo si la Europa occidental sabe asociar la oriental a su porvenir podrá convertir su espacio en el más poblado, rico y creativo. Si no, será Japón.
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