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La libertad de Oubiña, presunto traficante de droga, levanta las protestas de sus vecinos

Xosé Hermida

Cuando fue detenido en julio del pasado año, tras agredir a un capitán de la Guardia Civil que registraba su domicilio, Laureano Oubiña, un próspero empresario de Villagarcía de Arosa (Pontevedra), tuvo ya que escuchar gritos de "criminal y asesino". El pasado sábado, 2.000 vecinos se manifestaban por las calles para protestar por su puesta en libertad bajo fianza de un millón de pesetas. La DEA, agencia antidroga del Gobierno norteamericano, ha informado a la policía española que se trata de uno de los principales capos del negocio del hachís en Europa.

A pesar de los esfuerzos de la Guardia Civil y del juez de Villagarcía no ha podido formularse ninguna acusación de narcotráfico contra él hasta hoy.Hace seis años, Laureano Oubiña, hijo de una familia de modestos labradores de la localidad pontevedresa de Cambados, estaba completamente arruinado. Su empresa de transportes se había convertido en un negocio a la deriva y al juzgado de Villagarcía se le amontonaban las órdenes de embargo. Por eso toda la ciudad esbozó una mueca de asombro cuando en 1985 apareció como administrador del pazo de Bayón, una mansión rodeada de 35 hectáreas de viñedo que fue adquirida al Banco Urquijo por 225 millones de pesetas. Desde entonces su patrimonio no ha cesado de aumentar. Junto a su segunda esposa, Ester Lago, fundó la sociedad comercial Oula, que en 1987 adquirió la empresa Alvariño Bayón, SA, propietaria del pazo del mismo nombre, y canceló una hipoteca de 112 millones de pesetas que pesaba sobre la finca. A la vez creó la empresa de suministros navales Arosa Suministros Industriales, SA (Asibsa), y se convirtió en el representante legal de la compañía panameña Pittvilleranger Corporation, SA, que ha realizado varias operaciones inmobiliarias en la comarca de la ría de Arosa. A la vez, otra sociedad con sede en ese país centroamericano, Fashion larring, se convertía en la propietaria del 49% de las acciones del pazo de Bayón.

Aunque Oubiña ha reconocido que hizo "algunas cajas en sus comienzos" y cumplió en 1978 una condena de nueve meses por un delito de cohecho, a nadie se le hubiese ocurrido antes de 1985 colocarlo al lado de los grandes capos locales. De hecho, ni siquiera fue encausado en el más destacado golpe judicial contra el contrabando, el sumario abierto en 1984 por el juez de la Audiencia Nacional González Barcala y en el que están encausados los supuestos jefes del tráfico de tabaco en Arosa.

Pazo de Bayón

Su ingreso en el pazo de Bayón como administrador de la finca y los viñedos comenzó a cambiar radicalmente su vida. Poco tiempo antes ya había abandonado a su primera esposa para casarse con Ester Lago, una mujer de fuerte carácter, capaz de abroncarle en público y que con el tiempo ha ido adquiriendo un protagonismo destacado en sus negocios. Comenzaron también las fiestas en el domicilio particular de A Laxe, un barrio de Villagarcía, donde eran frecuentes las comidas multitudinarias regadas con champaña francés y a las que en alguna ocasión tuvo la osadía de invitar a políticos locales significados por su denuncia del contrabando. Oubiña, padre de nueve hijos, nunca había tenido grandes amigos en la ciudad, pero entonces pudo gozar de cierto prestigio social porque dinero no le faltaba. Sus negocios y su nivel de vida habían alcanzado un volumen tan sorprendente que de inmediato se colocó en el punto de mira de las autoridades. Informaciones periodísticas le relacionaron con actividades ilegales y la policía empezó a considerarle como uno de los prototipos del nuevo contrabandista al que el negocio del tabaco se le había quedado ya pequeño. Estas denuncias debieron de afectar muy duramente a Oubiña, porque en mayo del año pasado concedía una extensa entrevista a un diario local, El Correo Gallego, en la que se presentaba como un hombre honrado cercado por acusaciones sin fundamento.

Las autoridades recogieron el reto y el pasado 7 de julio la Guardia Civil ponía en marcha una espectacular operación para registrar todas sus propiedades.

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Se lió a bofetadas con un capitán de la Guardia Civil y fue detenido. Durante seis meses permaneció internado en la cárcel de A Parda, en Pontevedra, donde sufrió frecuentes depresiones. Desde hace 20 días Oubiña está de nuevo en libertad, al haber pagado un millón de pesetas de fianza. Sobre él pesan acusaciones de atentado, contrabando y tenencia ilícita de armas. Pero hasta ahora los documentos incautados en sus propiedades no han originado nuevos procesos.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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