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Responsables de 14 ciudades europeas proponen Iimitar el uso de coches privados

Concejales de tráfico de grandes ciudades europeas se han mostrado a favor de dificultar el tráfico rodado para favorecer el uso del transporte público y la disminución de la utilización de vehículos privados. En un encuentro mantenido en Barcelona y en el que no participó ningún representante de Madrid, los expertos han opinado mayoritariamente que el tráfico se ha convertido en un grave problema para las administraciones municipales, así como para la calidad de vida de los ciudadanos.

Pascual Maragall, alcalde de Barcelona, manifestó ayer en el acto de clausura que tanto el Consejo de Europa como la Comunidad Europea deberían centrarse más en la solución de los problemas de las grandes urbes que en la solución de problemas agrarios. Maragall se mostró partidario de poner en práctica una serie de medidas para combatir el exceso de tráfico, como el incremento del precio de la gasolina para coches particulares para financiar la mejora de transportes públicos y la recuperación de los centros históricos de las ciudades.

Aparcamientos

En el transcurso de estas jornadas se ha puesto de relieve la necesidad de construir grandes aparcamientos en la periferia de las ciudades para reducir el tráfico en su Interior e implantar medidas fiscales y tarifarias que disuadan del uso del vehículo privado.

Los reunidos han destacado un incremento de la indisciplina vial, registrado en los últimos años, especialmente en ciudades tradicionalmente ordenadas como Munich o Berlín.

Las ciudades europeas presentes en estas sesiones, que fueron clausuradas ayer, han sido Frankfurt, Berlín, Múnich, Bolonia, Milán, Lisboa, Oporto, Lyon, Zurich, Viena, Zaragoza, Sevilla, Barcelona y Oslo.

Precisamente la capital de Noruega, que tiene 450.000 habitantes, capital de Noruega, es la primera ciudad europea que ha puesto en marcha el pago obligatorio de un peaje para acceder al centro urbano. Desde hace un par de semanas todos los vehículos, incluidos los taxis y demás transportes públicos, deben abonar 10 coronas noruegas (unas 160 pesetas) para entrar en el área central de la ciudad.

El cobro se efectúa de forma automática mediante cámaras de vídeo. El sistema consiste en la lectura instantánea de una tarjeta que la mayoría de los automóviles lleva instalada en el parabrisas, y de la matrícula, lo que permite identificar y multar a quienes quieran colarse.

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