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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Más sobre el debate

El debate parlamentario sobre las posibles implicaciones y responsabilidades políticas del vicepresidente del Gobierno en el llamado caso Juan Guerra me ha dejado mal sabor de boca. Alfonso Guerra, para defenderse, acusó a otros muchos políticos de posibles situaciones de tráfico de influencias. La democracia española precisa una auténtica reforma judicial, así como una reestructuración política para que políticos desclasados y corruptos no puedan marchar por tierra, mar y aire diciendo que representan al pueblo español.- Marbella, Málaga.He sido un asiduo lector de EL PAÍS. A partir de ahora me pensaré muy seriamente si debo o no comprarlo. Ustedes que se creen en titulares de la verdad, ustedes que dicen ser independientes, ustedes que dicen luchar por la objetividad de la información, han dejado mucho que desear en relación con las informaciones vertidas sobre el presunto affaire del tráfico de influencias. Les recuerdo, por ejemplo, la aparición en primera plana, el día 25 de enero, de una noticia sobre la aprobación de una subvención de 145 millones por el Consejo de Ministros a una empresa de la que el señor Juan Guerra se dice que tiene acciones. ¿Por qué no se llegó en aquel momento al fondo del asunto? ¿Por qué no se dijo que esa subvención jamás se ejecutó? Claro, es mejor lanzar la falsedad y después que sean otros los que la desmientan. ¿Qué oscuras intenciones guarda el periódico en este tema? ¿Qué intereses aguarda? ¿Por qué se lanzan acusaciones, rumores, falsedades sin ningún fundamento para confundir a la opinión pública? Y ustedes continúan llamándose independientes. Independientes del PSOE, por supuesto. ¿Y de las demás fuerzas políticas de este país? ¿Y del resto de los grupos de presión? Juan Carlos Martínez Alonso. Madrid.

Es muy reconfortante comprobar cómo la opinión pública no se deja influenciar tanto por el bombo de algunas noticias como querrían algunos medios políticos, empresariales e informativos. Escribo esto al hilo de la polémica de los negocios poco claros de Juan Guerra, hermano del vicepresidente del Gobierno. A pesar del gran bombo organizado, resulta que los ciudadanos continúan considerando a los socialistas como los más honestos, y, lo que es más importante, sólo un 11%, según una reciente encuesta, considera que los políticos son todos, en general, deshonestos.- Lluïsa Bruguer. Barcelona.

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