_
_
_
_
_
UNA NUEVA EUROPA

Se buscan verificadores

El control de armamentos crea un nuevo oficio

Andrés Ortega

Un nuevo oficio está naciendo en el ámbito de la seguridad: el de verificador de control de armamentos. Las negociaciones sobre fuerzas convencionales en Europa (CFE) avanzan paulatinamente en Viena hacia un primer desenlace para el próximo otoño. Para entorices, las cifras de desarme acordadas pueden quedarse por detrás de la realidad histórica, pero se habrá fijado un sistema de verificación del acuerdo único en su género y que facilitará posteriormente otros pasos de desarme. Estos espías oficiales -expertos en "cuenta-ataque", como los llama el diario británico The Guardian- deben estar en pie de guerra para empezar su labor en cuanto se haya firmado el acuerdo. Se espera que el equipo español esté integrado por entre 20 y 40 personas, frente a los cinco centenares de la RFA.

Más información
Etiquetas electrónicas

Tras la firma del acuerdo, lo primero que se producirá es un intercambio de datos sobre los armamentos cubiertos por el tratado. La primera labor de los verificadores será, tras la ratificación de este acuerdo, justamente comprobar la veracidad de estos datos que aportan los otros países. Después tendrán también que verificar de algún modo la destrucción del material sobrante, medida que se llevará a cabo en un plazo de tres años. Para estos fines se firmará un protocolo de destrucción. Algunas unidades pueden reconvertirse para otras funciones militares permitidas o para uso civil (por ejemplo, ciertos helicópteros, pero no los aviones de combate o los cañones). Se habla de tirar al mar o enterrar algunos armamentos.Una vez llevadas a cabo las reducciones habrá que verificar los armamentos que quedan. A cada país se le adjudicarán unas cuotas de inspección, tanto pasivas (recibir a inspectores en el territorio propio) como activas (ir a inspeccionar en el territorio de otro país), medidas en días de inspección. El sistema vigente consistirá en que, por ejemplo, unos inspectores soviéticos avisarán con menos de 24 horas de antelación que llegan a España, y una vez aquí, que quieren visitar la base, por ejemplo, de Torrejón para contar los armamentos o unidades presentes. Una vez realizada la inspección en Torrejón pueden decidir regresar a su país o pedir visitar, por sorpresa, otra base.

En el caso de España se plantea un problema especial con la presencia de fuerzas estadounidenses. Al tratarse de fuerzas estacionadas en territorio español, la parte española considera que son españoles los que deben acompañar a los inspectores extranjeros. Si un soviético quiere inspeccionar los F-16 estadounidenses en Torrejón "debe pedir permiso al Gobierno español", según las fuentes consultadas. La parte española se lo comunicaría a la de EE UU y nada impide que se unan escoltas estadounidenses y oficiales de enlace españoles. No, es una novedad. Ya figura un sistema similar en el documento de Estocolmo sobre medidas de confianza.

Pactos entre aliados

Por otra parte, como en el documento de Estocolmo, se establecerá para estos nuevos acuerdos un pacto por el cual ningún miembro de una alianza inspeccionará instalaciones de uno de sus aliados.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Este sistema no está pensado para impedir que españoles inspeccionen las instalaciones británicas en Gibraltar, sino para evitar problemas entre Grecia y Turquía.

Se calcula que el acuerdo producirá unas 40.000 comunicaciones al año. En algunos sectores militares españoles existe la tentación de delegar en la OTAN estas tareas, por lo que abogan los mandos integrados de la Alianza.

España aboga por una fórmula interniedia entre la puramente nacional y la que proponen los mandos atlánticos. La parte española prefiere que se creen unas estructuras de intercambios de datos y coordinación. España quiere poder negociar sus cuotas con sus aliados. La OTAN se va a encargar también de organizar cursos para los verificadores.

A España le interesa adquirir experiencia en este terreno, indican los medios consultados, y por tanto, formar sus propios expertos en verificación. "No se sabe lo que va a pasar en el futuro, a medio o a largo plazo, cuando el eje Este-oeste esté resuelto y se aborde el eje Norte-Sur, el Mediterráneo", indican estas fuentes, que añaden: "Si no acumulamos experiencia Italia y Francia nos van a pisar el liderazgo".

Defensa ha empezado a estudiar cómo se van a formar los inspectores españoles, pues tienen que estar listos cuanto antes. La idea española es, sin embargo, modesta. Se piensa que entre 20 y 40 inspectores bastarían, indican medios oficiales.

Criterios políticos

En su mayoría serían militares, pero también habría diplomáticos, pues el canal habitual de comunicación será el diplomático, y además las inspecciones pueden tener un efecto político. Por ejemplo, si estuviera ahora vigente, un francés podría pedir visitar una base en Lituanla. Se tratará, pues, de crear un sistema de concertación entre las estructuras pertinentes que se creen al efecto en los ministerios de Asuntos Exteriores y de Defensa.

En comparación con las modestas cifras españolas, EE UU tiene una Agencia para la Inspección sobre el Terreno (On Site Inspection Agency) y confia además en sus satélites para la verificación del acuerdo CFE. En el Reino Unido se ha creado un Grupo Conjunto de Aplicación de los Controles de Armamento (Joint Arms Control Implementation Group), auténtico cuerpo de verificadores, que se iniciará con unas 270 personas. La República Federal de Alemania cuenta con el doble. Los expertos deben saber de armentos, estudiar los intercambios de datos que se produzcan entre los aliados, conocer el tratado a fondo y sus derechos y obligaciones.

En cuanto a conocimiento de idiomas, probablemente los expertos españoles dejarán mucho que desar, pero "se puede paliar con intérpretes propios", señalan medios diplomáticos.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_