Los médicos temen la "muerte súbita" del preso Brotons
El preso de los Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre (GRAPO) Francisco Brotons Beneyto, que inició la huelga de hambre en Sevilla el pasado día 7 de diciembre, se encontraba ayer en estado de desnutrición "extremadamente grave", y su actual situación clínica podría conducirle a una "muerte súbita" según el parte médico facilitado anoche por la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía.
El parte advierte de que aun en caso de que el paciente aceptara voluntariamente iniciar la realimentación la situación continuaría siendo grave, y "debería ser alimentado progresivamente y con extremada prudencia".
El estado del grapo José Balmón Castell, continuaba siendo ayer de "suma gravedad". Él parte médico sobre Balmón, ingresado en el hospital provincial de Zaragoza, indica que "el paciente persiste en su actitud de huelga de hambre, su situación empeoró sensiblemente en la tarde de ayer [del lunes], con periodos de obnubilación del sensorio, siendo su estado de suma gravedad, por lo que se le instauró fluidoterapia parenteral y tratamiento médico adecuado".
"En el día de hoy [por ayer], aun persistiendo su gravedad, el paciente está más consciente", agrega el parte. El grapo José Francisco Cela Seoane, ingresado en el hospital Miguel Servet de Zaragoza, "mantiene las constantes vitales, aunque su estado clínico y pronóstico siguen siendo muy graves, secundarios al nivel de desnutrición alcanzado", según el informe clínico hecho público ayer. Este paciente consiente "el aporte de solución glucosalina correctora de sus trastornos hidroeléctricos y metabólicos". Olegario Sánchez Corrales, también hospitalizado en el Miguel Servet, continúa en grave situación y admite "la administración de sueros y medicación por vía intravenosa".
Jesús Cela Seoane, el grapo excarcelado hace ocho días, denunció ayer en el Juzgado de Instrucción número dos de La Coruña haber sido víctima de un secuestro en la mañana del lunes, informa Xose Manuel Pereiro. Según declaró al abandonar el juzgado, salía de su domicilio a las 11.00 horas cuando dos individuos lo introdujeron en un coche, le vendaron los ojos, le colocaron unas gafas de cristal opaco y le ataron las manos. "Me inyectaron un líquido, y me introdujeron en el maletero de un vehículo, no sé si el mismo, en el que había más gente. Así estuve hasta cerca de las ocho, en que me soltaron después de amenazarme de muerte", afirmó.
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