Venezuela inicia una moratoria de su deuda
Con mucha discreción, el Gobierno venezolano ha anunciado el retraso del pago de los intereses de su deuda externa mientras prosiguen las difíciles negociaciones con los acreedores para la reducción de su débito, de 21.000 millones de dólares. Desde que se lanzó el Plan Brady, a principios del año pasado, Venezuela ha estado gestionando incansablemente la reducción de estas cifras sin ningún resultado concreto hasta el momento, lo que evidencia la dureza de los banqueros en aflojar alguna disminución de sus exigencias. Sólo México y Filipinas han logrado firmar acuerdos, aunque no muy favorables, en el marco del Plan Brady, y Costa Rica también se encuentra negociando en estos momentos.
La próxima semana, en Nueva York, los negociadores venezolanos continuarán estudiando con el comité de bancos la hoja de términos propuesta por el Gobierno de Carlos Andrés Pérez, que incluye el menú de opciones sobre reducción de un 50% y un 35% de la deuda, con diferentes niveles de garantías y la posibilidad de efectuar operaciones de mercado bilaterales con bancos que prefieran vender sus acreencias directamente; es decir, cambiar deuda vieja por nueva. Sin embargo, Venezuela ya lleva casi un año de conversaciones con la banca acreedora sin ningún resultado, a pesar del apoyo a sus gestiones manifestado por el FMI. En las últimas reuniones, efectuadas la semana pasada, los banqueros norteamericanos se han quejado del atraso en el pago de la deuda venezolana, calificándolo como una presión para lograr el acuerdo de reducción.Tanto el coordinador del equipo negociador, el ministro de Planificación, Miguel Rodríguez, como la ministra de Hacienda, Ewlee Iturbe de Blanco, negaron que el Gobierno vaya a declarar una moratoria de la deuda y, por el contrario, aseguraron que sigue pagando sus obligaciones externas.
La ministra de Hacienda afirmó que no están suspendidos los pagos de intereses, pero los de capital sí lo están desde el año pasado por convenio con la banca.
Ha trascendido que algunas empresas grandes del Estado comenzaron a retrasarse en el pago, como mecanismo de presión para alcanzar un acuerdo con los acreedores en el primer trimestre de este año. De ahí la queja de los banqueros extranjeros, pues temen llevar a pérdidas lo que Venezuela deje de cancelarles en estos 90 días.
Los negociadores venezolanos han querido mantener discretamente el tema de la moratoria para no irritar a los acreedores. En realidad, los retrasos en el pago cuentan con la autorización del FMI hasta el monto de 1.000 millones de dólares.
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