Un cardenal y dos ex presidentes colombianos piden a los 'narcos' que liberen a sus rehenes

Una carta enviada a los extraditables por un cardenal, dos ex presidentes liberales y el jefe de la izquierdista Unión Patriótica ha causado extrañeza y revuelo en Colombia. En esta "declaración y llamada contra la violencia" se pide a los extraditables que liberen a las personas que mantienen secuestradas y que suspendan los envíos de droga a Estados Unidos.Lo que ha dado pie a todo tipo de interpretaciones es que en el documento se afirma que, en caso de que los extraditables aceptaran esta llamada, la sociedad "miraría con benevolencia este gesto final, que los haría acreedores de un tratamiento menos riguroso que si insisten en sus procedimientos criminales". ¿Es una propuesta de diálogo?, ¿se trata simplemente de reducir la tensión llamando a la cordura? Uno de los firmantes, Diego Montañas, presidente de la Unión Patriótica, dice que se trata de un acto humanitario que en nada compromete al Gobierno.

El documento fue acogido favorablemente por la clase política. Todos los precandidatos a la presidencia aplaudieron el texto del mensaje enviado por los autodenominados notables. La única voz en contra fue la del periódico El Espectador.

Se sabe que la publicación de este documento tuvo carácter de urgencia y que no se esperó la llegada -ocurrida ayer por la tarde- del ex presidente conservador, Misael Pastrana. A este dirigente se le consultó telefónicamente acerca del texto del documento. Muchos dicen que el documento fue inspirado por el secretario general de la presidencia, Germán Montoya, y varios industriales antioqueños que tienen familiares secuestrados por los extraditables.

Desde finales del año pasado, después de la muerte de Gonzalo Rodríguez Gacha, uno de los jefes del cártel de Medellín, los extraditables cambiaron su táctica de guerra. Han cesado los atentados terroristas y se ha iniciado una serie de secuestros. El hijo del secretario de la presidencia, Diego Montoya, y 17 personas más, la mayoría de ellos personas acaudaladas de Medellín, se encuentran en poder de los jefes de la droga. Todo indica que los narcotraficantes tratan de forzar una negociación con el Gobierno y cambiar rehenes por rehenes El 6 de enero pasado los extraditables lanzaron un ultimátum: matarán a Diego Montoya si el Gobierno no entrega a tres personas desaparecidas el pasado 31 de diciembre, y según ellos en poder de las autoridades.

Parece ser que hay algo más detrás de todo esto. El general Harold Bedoya, comandante de la IV Brigada con sede en Medellín, aseguró a la cadena de radio Caracol que habían existido contactos previos entre uno de los notables firmantes del documento y un intermediario de los narcotraficantes.

Muchos se preguntan por qué ahora, cuando personas cercanas al poder están en peligro, hay tanto revuelo en la clase dirigente. Y por qué -como dice el presidente de la Federación Nacional de Ganaderos- los notables sólo interceden por los secuestrados en poder de los narcotraficantes, cuando en el país, en este momento, hay más de 250 personas en poder de los secuestradores. Sólo ayer 33 campesinos fueron tomados por un grupo para militar en Pueblo Bello, una pequeña población del Caribe.