_
_
_
_
CATÁSTROFE EN LA DISCOTECA

Una sobrecarga eléctrica, origen del siniestro

J. O. / L. U.Las investigaciones policiales sobre el siniestro de la discoteca Flying parecen avalar la suposición de que la causa del incendio fue una sobrecarga eléctrica, según manifestó ayer el delegado del Gobierno, Carlos Pérez Anadón. Tanto la versión policial como la de los bomberos coinciden en señalar que el fuego se inició en el falso techo de la planta baja, donde están ubicados los aparatos de ventilación y del aire acondicionado, en una zona cercana a la salida de emergencia.

Las llamas se extendieron entre el techo y el cielo raso de escayola, que acabó desprendiéndose totalmente, quemando los materiales aislantes situados en el altillo. El humo y los gases tóxicos provocados por el fuego se extendieron hasta el sótano donde se encontraba el público y a donde, sin embargo, no llegaron las llamas. Fuentes próximas a la investigación aventuran la posibilidad de que la acción de un trabajador del local, que accionó repetidamente el limitador para volver a dar la luz, agravara la situación.

Más información
La tragedia de Zaragoza pone de relieve la necesidad de modificar la actual legislación antiincendios

Rigurosa normativa

El Ayuntamiento de Zaragoza aprobó en 1980 una nueva ordenanza municipal de prevención de incendios, a raíz de los trágicos sucesos del hotel Corona de Aragón, donde murieron 76 personas. La normativa fue complementada en 1984 y ha sido calificada por el alcalde de la ciudad, el socialista Antonio González Triviño, como de las "más rigurosas del país".

El jefe de Prevención del servicio de bomberos, Pedro Urroz, precisó que la normativa de Zaragoza es "la última" en entrar en vigor, que supera a las de Madrid y Barcelona y "completa" la norma básica nacional, que sólo desarrolla la parte general y no los anexos. La de Zaragoza se caracteriza porque especifica en cada caso si se trata de una vivienda, de un lugar público o de una discoteca, por ejemplo.

Antes de concederse licencia municipal de apertura, los edificios públicos deben cumplir con los requisitos de tener fácil acceso y puertas de emergencia, contar con servicios de detección de incendios, alarma y extinción del fuego. Asimismo, los cuadros de mando del gas, la luz, los contadores, etcétera, deben estar en la parte externa del local, en la calle. Los materiales de construcción deben superar unos rigurosos controles contra el fuego y las llamas, y el edificio debe limitar el uso de materiales de plástico, barnices, colas y similares.

En el caso de la discoteca incendiada, las normas se refieren a las escaleras de acceso, puertas de emergencia, medidas de protección, mangueras, extintores, pilotos y luces señalizadoras del camino de salida. La discoteca siniestrada, cumplía, y funcionó, según los informes técnicos municipales, bajo la normativa establecida.

Zaragoza cuenta con uno de los parques de bomberos más modernos y mejor dotados de materiales. En cuestión de segundos se registran las llamadas de alarma y a través de monitores se detecta el alcance del siniestro.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_