El Papa advierte contra el recrudecimiento de los nacionalismos
Juan Pablo II advirtió ayer contra el peligro del recrudecimiento de los nacionalismos, y defendió la valídez de los acuerdos de Helsinki y Viena que reconocen las fronteras actuales de Europa. El Papa, en su discurso anual a los embajadores acreditados ante el Vaticano, afirmó que "lo que arrastra de la Il Guerra Mundial, desencadenada hace 50 años, incita aún a la violencia"."Es siempre posible que salgan a la luz rivalidades seculares, que se enciendan conflictos entre las minorias étnicas y que se endurezcan los nacionalismos", dijo el Pontífice polaco, que se extendió sobre los cambios habidos en Europa del Este.
El cardenal y secretario de estado del Vaticano, Agostino Casaroli, en un brindis con los diplomáticos, al referirse al problema de la efervescencia nacionalista alabó la clarividencia y el coraje de Mijail Gorbachov, a quién no mencionó por su nombre. "Hacía falta una clara visión de la realidad, el coraje de reconocerla abiertamente, y un espíritu de decisión para hacer frente a un problema en sí ya desmesurado y complejo".
El Papa alertó a los países de la Europa Occidental para que presenten ahora a los hermanos de la Europa del centro y del Este el verdadero rostro de la democracia, ya que, afirmó: "Con frecuencia las democracias occidentales no han sabido siempre hacer uso de la libertad conquistada en el pasado al precio de duros sacrificios"". Según el Juan Pablo II "junto a una real preocupacion por el respeto efectivo de los derechos humanos, hay que constatar también en Occidente la presencia y difusion de contravalores como el egoísmo, el hedonismo, el razismo y el materialismo práctico". Añadió que "los recién llegados a la libertad y a la democracia no deben quedar desilusionados de los veteranos de dichos valores".
El Papa insistió en la necesidad de una Europa concebida sobre los principios de Helsinki de 1975 y de la conferencia de Viena del año pasado, que han puesto de relieve, que la estabilidad de la comunidad de las naciones europeas se funda sobre todo en los valores compartidos y sobre un código exigente de conducta".
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