Aqui, 'Escucha cáncer'
Un teléfono humanitario recibe más de 1.000 consultas de enfermos oncológicos
"Buenas tardes. No sé si usted podrá ayudarme, señora. Desde ayer sé que mi padre padece cáncer de pulmón, pero no se lo he dicho. ¿Debería hacerlo?". El comunicante es un muchacho de 23 años, estudiante de último curso de Económicas, soltero, huérfano de madre desde niño y muy vinculado sentimentalmente a su padre, con el que convive. Al otro lado del hilo telefónico, una de las 27 voluntarias que la Junta Provincial de Barcelona de la Asociación Española contra el Cáncer tiene destacadas en el servicio Escucha cáncer, un servicio humanitario con tres años de vida, atiende las consultas.
El teléfono humanitario cumplirá tres años de ayuda constante y desinteresada el próximo mes de febrero. Recibe alrededor de 100 consultas mensuales, todas ellas relacionadas con problemas derivados de, la cruel enfermedad. "Informar, orientar y escuchar" a las personas afectadas directa o indirectamente por el cáncer es la misión del equipo que actúa detrás del teléfono número 93-323.44.27, el único con esta función que existe en toda España.Un oncólogo, un psicólogo, y 27 voluntarias prestan sus servicios al otro lado del hilo telefónico. Una asistenta social colabora asimismo con Escucha cáncer, en los casos en que el enfermo precisa compañía o ayuda doméstica. Ésta es la única prestación no gratuita del teléfono humanitario. Aunque el servicio, que opera de lunes a viernes, de las tres a las seis de la tarde, es totalmente anónimo, el comunicante tiene la obligación de responder invariablemente a cuatro preguntas formuladas por su interlocutora.
¿Cuál es su relación con el enfermo?, en caso de no serlo él mismo; la edad; la profesión; y el estado civil del paciente son los datos que la voz femenina de Escucha cáncer solicita a través del auricular. El resto de la conversación se desarrolla de acuerdo con los requerimientos del usuario, a quien se asigna un número después de la primera llamada. Esta clave cifrada, que utilizará como identificación personal en el futuro, sirve a la voluntaria de turno para localizar los antecedentes del comunicante, que figuran en una ficha.
-Aquí, Escucha cáncer.
-Hola. Soy el 1.567.
-Buenas tardes. ¿Cómo se encuentra hoy?.
Ésta es una de las fórmulas más frecuentes de iniciar el diálogo, ya que un 40% de las llamadas procede de personas que únicamente piden comunicación, de acuerdo con un estudio realizado por la propia asociación. El segundo grupo más numeroso de consultas, un 38%, precisa orientación médica. El 8% quiere la ayuda de una asistenta social; el 7%, de un psicólogo; y el 3%, de un abogado. Pero, no todos los usuarios de Escucha cáncer marcan los dígitos telefónicos del servicio para solicitar auxilio, el 4% de los mismos lo hacen simplemente para ofrecer su colaboración desinteresada en la lucha contra la enfermedad.
El teléfono humanitario recibe más comunicaciones de familiares y amigos de enfermos (53%) que de los propios afectados (47%), aunque la diferencia porcentual es insignificante. También lo es la que se establece entre las llamadas de familiares y amigos del enfermo por razón de sexo -el 53% de ellas proviene de mujeres y el 47%, de hombres- En cambio, la diversificación por sexos si el comunicante es el propio enfermo, sí resulta relevante. Un 68% de las llamadas procede de mujeres enfermas, mientras que sólo el 32% de las mismas corresponde a hombres.
Dispuestas para ayudar
Las 21 voluntarias que están de trás del teléfono de Escucha cáncer han superado un Curso de orientación sobre la enfermedad que dirige el profesor Jordi Estapé, catedrático de Oncología de la facultad de Medicina de la universidad de Barcelona (UB). Además de esta formación previa, que la asociación exige a todos los interesados en trabajar en el servicio, las integrantes del equipo se reunen periódicamente con un psicólogo especializado en el tratamiento psíquico a enfermos oncológicos para estudiar cada caso.
Mercedes Par de Amat, máxima responsable y también una de las 27 voluntarias de Escucha cáncer, explica que el teléfono humanitario pretende entrar en contacto con el comunicante y transmitirle básicamente dos mensajes. "Cuando descolgamos el auricular sólo pensamos en ofrecer apoyo moral y en convencer al enfermo de cáncer de que no debe perder la esperanza de curarse".
La voluntaria comenta que la ayuda relacionada con la enfermedad que puede prestar el servicio es múltiple y variada. "Hay enfermas, por ejemplo, que se deprimen profundamente porque el tratamiento de quimioterapia les provoca la caída del pelo. Entonces, nosotras intentamos animarlas para que se pongan una peluca. 'Hay postizos tan bien hechos que ni se nota que lo son', les decimos y la mayoría se deja convencer por nuestros argumentos", relata Mercedes Par de Amat. Otros pacientes, "muchos de ellos en fase terminal", agrega la voluntaria, están verdaderamente preocupados por problemas legales, especialmente los relacionados con las herencias y los testamentos. El servicio se mantiene económicamente a partir de los donativos que la asociación recoge una vez al año mediante la tradicional postulación en las calles. Una parte de éstos es destinada a Escucha cáncer. Datos correspondientes a 1988 indican que los barceloneses donaron un total de 43.692.056 pesetas, un 6,13% más que el anterior, para la lucha contra la enfermedad. En toda la provincia, exceptuando la capital, la recolecta ascendió a 53.137.329 pesetas, un 10,51% más que en 1987.
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