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Ute, una atleta sin zapatillas

Ute es uno de los 3,6 millones de alemanes orientales socios de la DTSB, la Federación de Gimnasia y Deportes de la RDA, el máximo organismo del país. Esa cifra supone el 21,4% de la población del país, que en sus últimas cifras oficiales contaba con 330 estadios, 1.220 campos deportivos, 5.985 salas cubiertas, 715 piscinas descubiertas y 207 bajo techo, así como 323 trampolines para saltos con esquíes.

Ute tiene 26 años y como adulto paga 1,30 marcos mensuales (unas 100 pesetas al cambio oficial). Los niños sólo abonan 20 pfennings, apenas 15 pesetas. Son precios simbólicos, aun en un país con sueldos bajos como la RDA. Pero Ute, como tantos deportistas de base, que no han tenido cualidades para llegar a la elite, también ha hecho su revolución. Se queja amargamente del abandono en que ha estado sumida una masa a la que el país no ha hecho el caso que aparentemente parecía desde el exterior.

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"No somos el ombligo del mundo"

"Los centros de la DTSB están cerrados para los atletas de mediano nivel", dice Ute. "Yo empecé a hacer gimnasia, pero tuve que dejarlo a los 12 años cuando empezaba a entrenarme para la alta competición, porque me dio miedo. Y esa es mi queja. En la RDA, de cada niño quieren hacer un campeón olímpico. Sólo se quedan con los mejores. No aceptan a un niño gordito, porque no les sirve. Y todo eso es mucho peor en deportes que necesitan mucho equipamiento, porque no tienes posibilidades de entrenarte dignamente".

Ute se dedicó al tenis y posteriormente al atletismo, a partir de 1981. Es corredora de fondo, desde los 3.000 metros hasta la maratón. Y para ella no todo es malo, lo reconoce: "Ser socio de la DTSB es obligatorio para participar en los campeonatos nacionales, que se hacen por niveles de edad. La ventaja es que siendo socio no necesito pagar las inscripciones e incluso recibo algo de dinero para participar y para los viaJes", señala.

"Una fachada sin fondo"

Pero Ute enseguida vuelve a lamentarse: "La mayoría del pueblo opina que se ha gastado demasiado dinero en los atletas de alto rendimiento a costa de la débil economía del país. El deporte de elite era una fachada, pero sin fondo. Y eso no podía seguir en una situación nueva de toda la República. Los atletas de primera categoría han tenido de todo, pero los de base como yo de la federación de atletismo, los que entrenamos cuatro, cinco y hasta seis veces por semana no tenemos entrenadores, por ejemplo. Aunque eso no es lo más importante, porque la mayoría somos autodidactas o aprendemos de otros amigos. Lo más grave es que no tenemos ni zapatillas, ni otros equipamientos, ni atención médica".

La propaganda política ha sido la clave: "Hace 20 años el deporte era un medio para dar a conocer a la RDA en el mundo. Incluso para demostrar lo bien que se hacía con los niños. Pero a partir de 1980 ya tuvimos ese reconocimiento y no hacía falta seguir. Pero insistimos en ello y la relación gasto-rendimiento no tenía ya sentido".

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