Miseria para pagar la deuda externa
EL PAÍS El pasado mes de abril, las autoridades rumanas anunciaron el reembolso total de la deuda externa del país. En total, desde 1975 a 1989 Rumanía ha pagado a bancos e instituciones financieras internacionales cerca de 21.000 millones de dólares, prestados a un 7% de interés.
En este enorme esfuerzo económico -quizá por prestigio, quizá por el temor a la dependencia exterior y a las eventuales exigencias internacionales a la hora de reclamar las deudas- el régimen de Ceaucescu pagó 5.309 millones de dólares de su deuda externa en 1986, a cambio de exportar todo tipo de productos agrícolas e industriales que producía el país.
Y ello provocó una enorme caída del nivel de vida de la población, donde las cifras de consumo en 1988 eran inferiores en un 40% a los niveles de finales de los años setenta.
En esa situación, los productos básicos fueron severamente racionados. Por ejemplo, cada rumano sólo podía adquirir, por mes, medio kilo de carne de vaca, cerdo o pollo; un litro de aceite al mes; 350 gramos de azúcar, y 150 gramos de harina por día. Los huevos, la leche, la mantequilla y las patatas también estaban racionados.
Las duras restricciones afectaban asimismo a la gasolina, al carbón y a la electricidad. La penuria se extendía a las legumbres, frutas y verduras y prácticamente a todos los medicamentos y productos higiénicos.
Austeridad
Con ese ambiente de extraordinaria austeridad para pagar la deuda externa, la balanza comercial rumana arrojó en 1988 un superávit estimado entre 2.500 millones y 4.000 millones de dólares, según datos oficiales.
Según datos oficiales de 1987, de los 10,7 millones de rumanos que integraban la población activa, cuatro millones trabajaban en la industria, tres millones en la agricultura y 793.000 personas lo hacían en trabajos públicos.
Las principales producciones agrícolas incluyen el maíz (18 millones de toneladas), trigo (10 millones), patatas (7,5 millones) y remolacha (7 millones). Entre los recursos mineros se incluyen 58,8 millones de toneladas de carbón, 9,4 millones de toneladas de petróleo y 33 millones de metros cúbicos de gas.
En su empeño por independizarse económicamente del exterior, el régimen de Nicolae Ceaucescu proyectó industrializar el país y armonizar un desarrollo agroindustrial.
Y con este fin, el pasado abril, la Gran Asamblea nacional aprobó el Plan de Sistematización, término oficial con el que se definía el proyecto de demolición de 6.000 de las 13.000 aldeas existentes en Rumanía, hasta el final de siglo, para ganar 320.000 hectáreas de terreno cultivable.
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