Stephano Casiraghi
Citado a juicio por falso testimonio
Stefano Casiraghi, esposo de la princesa Carolina de Mónaco, ha sido citado a juicio por un magistrado de Milán, acusado de "falso testimonio",' por haberse fingido enfermo, hace ocho años, para evitar hacer el servicio militar.Casiraghi, nacido en Italia hace 29 años, deberá presentarse ante los jueces junto con otras 83 personas, entre ellas cinco miembros del Ejército, un médico, un médico falso, un empresario y 75 hijos de famílias adineradas de Milán que no querían hacer la mili como los demás mortales.
Algunos de ellos habían llegado a pagar, para obtener los certificados falsos y librarse así de vestir el uniforme militar, hasta un millón y medio de pesetas.
Con Stephano Casiraghi, los médicos, tanto el verdadero como el falso, habían sido muy generosos. Para estar seguros al mil por mil de evitarle la mili, le diagnosticaron una enfermedad grave: un urotelioma en el cuello de la vesícula. Lo que ocurre es que la cosa era demasiado descarada, porque dicha enfermedad habría supuesto la impotencia sexual, y el príncipe ha sido padre ya de tres hijos: Andrea, Carlota y Pierre, de cinco, tres y dos años, respectivamente.
El escándalo estalló a los tres años de su boda con Carolina de Mónaco, justo tras el nacimiento de la segunda de sus hijos, aunque desde el nacimiento de su primer hijo, en el mes de junio de 1984, la Magistratura italiana había iniciado una investigación. El príncipe se presentó entonces voluntariamente y solicitó someterse a una nueva revisión médica. Esta nueva visita médica dio como resultado que Casiraghi gozaba de una excelente salud en todos los aspectos. Sin embargo, rápidamente alegó su residencia en el extranjero para no hacer la mili.
Y, para colmo de suerte, como su caso se remontaba a 1982, ha caído en plena amnistía, para los delitos de simulación de enfermedad y falsificación de documentos administrativos, de los que deberán responder los otros 92 imputados. Además, mientras tanto se le ha pasado la edad para cumplir el servicio. Ahora el tribunal, presidido por el magistrado Italo Ghitti, sólo le podrá infligir como máximo una pequeñísima pena, porque además es "reo y confeso".
En Italia se ha comentado que "todos los nobles tienen suerte".
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