El 'rock' español se abre camino en Francia

El grupo español El último de la Fila actuó por primera vez en París, presentando su último disco, Como la cabeza al sombrero. Ante un público de varias nacionalidades, el grupo encabezado por Manolo García y Quimi Portet cerró una pequeña gira realizada por varias ciudades francesas, que significa el intento más serio de introducción de El último de la Fila en Europa, tras su espectacular éxito de los últimos años en España.

El último de la Fila se presentó por primera vez en París, en un concierto basado en su último disco, Como la cabeza al sombrero, editado en Francia en mayo pasado. La sala La Cigale, abarrotada, encajó a El último de la Fila como la cabeza al sombrero durante 60 minutos de concierto, que el grupo se vio obligado a prolongar en otros 35, con cuatro bises. En pleno entusiasmo, el cantante Manolo García necesitó para pasar la noche tres camisas, víctimas del sudor del éxito.Los dos líderes de El último de la Fila -un nombre que recuerda su condición de "ovejas negras" o de "hijos que no servían para nada"- estaban "nerviosos, pero contentos", minutos antes de su presentación en La Cigale, un antiguo music hall reconvertido que conserva todavía sus toques kitsch. Nerviosos por que se presentaban en París, pero contentos porque las 1.400 localidades estaban todas vendidas.

Habían tenido otras oportunidades de actuar antes en París, pero las habían rechazado por que se trataba de animar actos, lo que no encajaba con su estilo. Por eso esperaron a que el disco se editara en Francia y unos meses después dieron el paso. "A la gente", dice el guitarrista Quimi Portet, "hay que convencerla poco a poco". Pero, para su sorpresa, se encontraron con un público de "españoles, hijos de españoles muy integrados, muchos franceses y gente de otras razas y credos" que no sólo se sabía sus canciones, sino que las coreaba. Eso pasó tanto en los primeros temas más movidos como en el remanso melódico de Dios de la lluvia.

Quimi Portet explica así su encuentro con el público francés: "En París, que es una ciudad muy cosmopolita, hay cantidad de gente que dice: ¿qué pasa aquí, quiénes son éstos? Y la curiosidad puede transformarse luego en algo positivo en el concierto. Aquí nos ha pasado esto, que ya nos pasó en Lyón y en toda Francia". El grupo actuó el sábado en Lyón y antes lo había hecho en Burdeos, hace un par de meses, en el festival rock de Bourges, y en Cannes, a principios de año.

Para los jóvenes

Manolo García, cantante del grupo, afirma por su parte que su música se dirige a los jóvenes que no están subyugados, por el consumo. "Vamos por el mundo pensando que hay gente como nosotros, que busca otras cosas en la vida. Y, por suerte, la vamos encontrando". Esas cosas, normalmente el amor, están en canciones como Sara o En los árboles y en la música, que, dice Portet, "es universal y completamente permeable a las fronteras". El público se pasó la hora y media bailando con las manos alzadas y batiendo palmas.Quimi Portet admite que El último de la Fila puede estar incluido en la moda española que priva en Europa, "con algo incluso de exotismo o de esnobismo", pese a que su definición no concuerde con esos esquemas. "No somos nada exóticos. Somos principalmente una banda de rock que utiliza muchas cosas que nos gustan, sin cortarse, tomadas de la canción española o de los temas árabes que oíamos de niños en las emisoras de onda corta. Intentamos que en nuestra música no haya barreras, aunque buscábamos también un sonido peculiar. Lo que hacemos, modestamente, es rock, música actual, completamente abierta. No hacemos música folclórica".

Por eso, Portet quita cualquier intencionalidad a la bandera catalana o española formada por los focos poco después de iniciado el concierto, juego de luces que afirma haberle pasado inadvertido. "No está mal", dice, "tanto si era catalana como española, pero nunca nuestra música ha sido una afirmación nacional. Nuestra música es de personas para personas".