Salinas apuesta por el cambio
El presidente mexicano busca un acercamiento con Cuauhtémoc Cárdenas
El presidente de México, Carlos Salinas de Gortari, afronta su segundo año de gobierno con la intención de realizar "cambios de fondo" del sistema político, según altas fuentes gubernamentales. En ese contexto se estudia la próxima celebración de un encuentro cara a cara con el líder de la izquierda, Cuauhtémoc Cárdenas.
"Para nosotros están ya dadas las condiciones para esa entrevista", aseguran las fuentes citadas. El principal objetivo del encuentro entre Salinas y Cárdenas sería, a juicio del Gobierno, crear un clima de confianza en los procesos electorales y "obtener acuerdos que acoten la magnitud de las impugnaciones".En su informe a la nación del pasado 1 de noviembre, el presidente Salinas invitó a la izquierda a sumarse a una política de concertación para diseñar las futuras estructuras políticas del país.
"El hecho de que el Partido de la Revolución Democrática [PRD, de Cuauhtémoc Cárdenas] se mantenga al margen de esta concertación nos preocupa, porque contradice ciertos principios de civilidad en la vida política", aseguraron fuentes gubernamentales.
El principal grupo de la derecha, el Partido de Acción Nacional (PAN), mantiene desde hace varios meses negociaciones con el Gobierno para la elaboración de nuevas leyes electorales y otros acuerdos sobre la vida democrática del país.
Estas negociaciones son las que hicieron posible, a juicio de los observadores, el reconocimiento de la victoria obtenida por el candidato del PAN en las pasadas elecciones para el Gobierno del Estado de Baja California Norte.
La posición de Cárdenas
Cuauhtémoc Cárdenas, que obtuvo el segundo lugar en las elecciones de julio de 1987, se ha negado hasta ahora a conversar con el Gobierno por considerar que el acceso de Salinas a la presidencia fue fruto de un fraude.Después de la invitación hecha el pasado 1 de noviembre, el PRD condicionó las conversaciones con el presidente a que éstas se celebren a la luz pública y con una agenda previamente acordada.
Las fuentes gubernamentales citadas advirtieron que "el presidente Salinas no acepta condiciones para hablar con cualquier ciudadano mexicano", pero añadieron que el jefe del Estado está dispuesto a un diálogo personal con el máximo dirigente de la izquierda.
La principal preocupación del Gobierno de Salinas en el marco político después de un año de mandato -tomó posesión el 1 de diciembre de 1988- sigue siendo el de la credibilidad de los procesos electorales.
La pasada semana, el país vivió momentos de gran preocupación por el estallido de violencia ocurrido en el Estado de Sinaloa, donde dos personas murieron y un centenar resultaron heridas como consecuencia de las, protestas ocurridas tras las elecciones municipales celebradas allí.
Militantes del PAN, que protestaban por un supuesto fraude electoral, asaltaron e incendieron el miércoles pasado el edificio de la presidencia municipal de la ciudad de Culiacán, capital de Sinaloa, y se enfrentaron a golpes con seguidores del oficialista Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Los citados incidentes suscitaron un serio, temor a una oleada de violencia en próximas citas electorales y obligaron a los dirigentes del PAN a amenazar con retirarse del diálogo de concertación si el presidente Salinas no conseguía imponer el respeto al voto.
Las autoridades han reconocido en esta última semana triunfos del PAN en ciudades tan importantes como Mazatlán, la segunda de Sinaloa, y Puebla, capital del Estado del mismo nombre, pero la oposición teme nuevos fraudes en las el elecciones locales de este fin de semana en Michoacán.
"Los actos violentos de Culiacán pueden repetirse si el Gobierno pretende seguir diciendo quién gana y quién pierde las elecciones", ha advertido Cárdenas. El primer año de lo que se ha dado en llamar la mexicastroika no ha conseguido acabar con la subcultura del fraude.
Gobierno y oposición se acusan constante y mutuamente de ese pecado, sin que después de cada proceso electoral se pueda determinar con certeza cuáles han sido los votos reales obtenidos por cada partido.
Fuentes gubernamentales consideran que actualmente no hay otro camino para superar esta situación que el de proseguir con las reformas legales necesarias y respaldarlas con un acuerdo multipartidista refrendado por los principales dirigentes políticos.
El presidente, Salinas de Gortari, ha conseguido mientras tanto darle en estos 12 meses una nueva cara al Estado mexicano.
Firmemente decidido a hacerlo más operativo y menos gravoso, el Gobierno ha emprendido una reforma del Estado a base de la liquidación de las empresas no rentables y la devolución a manos privadas de aquellas otras que no son consideradas estratégicas.
En el terreno económico, Carlos Salinas ha conseguido contener la inflación, reanudar el crecimiento de la nación y una renegociación de la deuda externa que le permitirá al país un ahorro aproximado de 1.500 millones de dólares en los pagos del próximo año.
La mexicastroika avanza, sin embargo, a un ritmo más lento de lo anunciado, sobre todo en la comparación que se pretende hacer con la democratización de los regímenes socialistas en Europa.
Flexibilidad
"El cambio en un sistema más flexible resulta algo más lento que en los sistemas más cerrados", considera un alto portavoz del Gobierno. "Aquí", añade, "lo que se quiere es aumentar esa flexibilidad, pero no romper el sistema".Los expertos estiman que el rumbo reformista emprendido por el presidente Salinas no podrá ya, pese a sus limitaciones, ser detenido.
El miedo del gobernante PRI a perder bruscamente el poder después de medio siglo de hegemonía total obstaculiza considerablemente la voluntad modernizadora del presidente, pero incluso en el seno de partido oficial se ha iniciado un proceso de renovación que podría culminar con el cambio de nombre de la principal fuerza política mexicana.
El primer año de la mexicastroika, pese a su balance irregular, ha confirmado a Salinas como un líder de gran decisión y le ha permitido ganar el respaldo popular que no consiguió durante su campaña electoral.
Muchos de los problemas principales del país -tanto pólíticos como económicos- están todavía pendientes de solución. Para muchos observadores, el estallido de Sinaloa es sólo la liberación de las tensiones provocadas por un sistema que no acaba de resignarse a la democracia.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.