La 'Supercaixa' superó ayer los últimos obstáculos internos y sólo depende del visto bueno oficial
La fusión de La Caixa y Caixa de Barcelona ya sólo depende del visto bueno de las autoridades políticas y monetarias, después de que las asambleas de ambas cajas aprobaran ayer el proceso de integración con un apoyo desigual: casi unanimidad en la Caja de Pensiones, y debate, voto secreto y más intervenciones de los consejeros generales en la asamblea de Caixa de Barcelona, para aprobar la creación de la Supercaixa, que generará unas plusvalías brutas de 165.000 millones de pesetas; las plusvalías netas, para las que se solicitarán exenciones fiscales, se elevan a 106.000 millones de pesetas.
El consejo de la caja fusionada tendrá la máxima representación permitida por la ley para los empleados, después de que sindicatos y dirección alcanzaran un acuerdo, ayer, de carácter laboral. El pasivo de la nueva entidad, que barajará una cartera de acciones de 200.000 millones de pesetas, se sitúa en casi 5 billones de pesetas.El proyecto despertó la casi total unanimidad de la asamblea de La Caixa, en la que 172 consejeros generales votaron a favor, dos en contra (UGT y la Agrupación de Trabajadores) y seis sse abstuvieron (tres de CC OO y tres de impositores).
En la Caixa de Barcelona, la asamblea se desarrolló en un ambiente de franco debate, hasta el punto de que el presidente de la entidad, Josep Joan Pintó, accedió a las peticiones hechas a viva voz por algunos consejeros y decidió plantear una votación secreta. En la misma, 87 consejeros generales dieron su aprobación a la fusión, 63 votaron en contra y seis se, abstuvieron.
Durante el debate se produjeron numerosas intervenciones de consejeros en representación de los impositores, que eran o muy críticas o muy favorables a la fusión. Los opositores argumentaban que, con esta fusión, la Caixa de Barcelona corre el riesgo de perder algunos a.spectos de su personalidad tradicional, pero sin argumentos más concretos.
Un alto directivo de esta entidad señaló, al término de la votación: "Hoy se ha demostrado el talante tradicionalmente demorático de nuestra asamblea. Si no hay votos en contra quiere decir que no se ha debatido el tema. El de la asamblea de hoy [ayer] es un sí consciente, no es el sí de las niñas". "Ahora", concluyó, "hay que discutir con los políticos y los fiscalistas".
La fusión no será efectiva hasta que se cumplan las cuatro condiciones suspensivas: visto bueno del Banco de España, concesión de exenciones fiscales suficientes, autorización de la Generalitat y acuerdo con los sindicatos. Esta última condición está ya prácticamente superada, después de que el SECPVE (Sindicato de Empleados de la Caja de Pensiones) y CC OO -que representan la mayoría sindical en ambas cajas- alcanzaran un preacuerdo con la dirección.
El acuerdo laboral se vio reflejado en los estatutos presentados a la asamblea, en los que la representación de los empleados se elevó a tres vocales en el consejo de administración, en lugar de los dos previstos. En la asamblea la representación aumenta de 18 a 20 consejeros generales, pero no alcanza el máximo posible de 21.
Con relación a las restantes cláusulas suspensivas, tanto el Banco de España como el Ministerio de Hacienda han mantenido un hermetismo casi absoluto. El Gobierno catalán, en cambio, no ocultó sus reticencias iniciales ante un proceso que en principio significa la creación de una entidad con enorme implantación en Cataluña, hasta el punto de concentrar el 70% del ahorro de la comunidad. Esta posición se ha ido moderando con el paso del tiempo. El nuevo conseller de Economía, Maciá Alavedra, ve con más simpatía el proceso, al considerar que no hay monopolio y valorar el tamaño desde la óptica europea.
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