La toffe Eiffel en el desierto de Arizona
Los hombres se reúnen en grupos en busca de su 'liberación sexual'
Hartos de tomar la iniciativa y responsabilizarse del resultado de la relación sexual, grupos de hombres se reúnen en Valencia, Bilbao y Barcelona para liberarse del machismo que les incomunica con la mujer de hoy. "Por disfrutar del poder hemos renunciado al placer y estamos viviendo nuestra sexualidad como la torre Eiffel en el desierto de Arizona", explicó -en referencia a la poderosa genitalidad masculina y la descrotización del cuerpo- José Manuel Jaén, presidente de la Federación Española de Sociedades de Sexología, en el Congreso sobre Sexualidad y Marginación celebrado el pasado fin de semana.
Desde el yuppie estresado porque no puede con mujeres liberales, hasta el marido impotente frente a la cada vez mayor conciencia sexual de su mujer, el 95% de los varones que acuden a la consulta del médico valenciano Vicent Batallé se quejan de ansiedad y pérdida de interés por el sexo.Grave problema para estos hombres si, como dice el psicoterapeuta Joan Vilchez, por educación, la identidad y autoestima de los varones "gira en torno a su distintivo sexual más relevante: los genitales". Así, explica Vilchez que soñar con ser el mejor amante del mundo sea la fantasía erótica más frecuente entre la población masculina o que el lenguaje haga referencias espontáneas a lo bueno mediante el término cojonudo y a lo malo denominándolo coñazo. Los grupos de reflexión para varones impulsados en Valencia por Joan Vilchez y Juan Luis García Ferrer intentan plantear qué es el hombre hoy y ahora en una sociedad cada vez más desmasculinizada. Los participantes en las cuatro convocatorias realizadas desde 1987, unos 80 en total, empiezan por cuestionarse, mediante dibujos, debates y ejercicios prácticos, la imagen de sí mismos como varones.
Y ¿de qué hablan los hombres? Hasta ahora" de trabajo, evasiones y política dentro de las instituciones tradicionales eclesiásticas, militares, deportivas y culturales. La novedad es que los grupos de reflexión provocan. la aparición de fantasmas tales como el miedo a no cumplir el papel sexual que se espera del varón, el miedo al tamaño pequeño de los genitales y el temor a reconocer que tiene miedo a manifestar sus sentimientos. Con bastante frecuencia aparecen también en el curso de las reuniones temores a la impotencia y a la homosexualidad y, respecto a. la pareja, reticencias a comprometerse afectivamente, sobre todo si la mujer ocupa una posición social superior.
Los hombres quieren corregir el retraso que, como consecuencia de los movimientos feministas, hacen que "las mujeres busquen hombres que todavía no existen y los hombres mujeres que han dejado de existir", explica José Ángel Lozoya, educador sexual sevillano. Imposible dar marcha atrás. Consideran como aliadas hasta a las feministas más radicales, y culpan a la mujer de no haber sabido integrarles en reivindicaciones que, como el aborto, están planteadas en la defensa de los derechos frente a la injerencia del Estado. "Nada más triste", dice Lozoya, "que la imagen de paternalismo solidario que damos los hombres cuando apoyamos reivindicaciones femeninas".
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