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TRIBUNALES

Juicio por presunto infanticidio contra una mujer que alegó ignorar su embarazo

El juicio que se sigue en la Audiencia de Bilbao contra una joven y su madre, por presunto delito de infanticidio, tuvo ayer como protagonistas a los facultativos, acusados de imprudencia temeraria, y a los empleados de la funeraria, sobre los que pesa la acusación de ínhumación ilegal del cadáver del recién nacido.Uno de los dos médicos encausados aseguró durante la vista oral de ayer que en todo momento actuó como ayudante y declinó toda responsabilidad en el caso. Los trabajadores de la funeraria, por su parte, afirmaron que el hecho de inhumar un cadáver sin tener el parte de defunción es una práctica habitual en dicha compañía.

La vista oral, aplazada el pasado martes por una indisposición del presidente del tribunal, se reanudó el viernes con la declaración de las procesadas y continúa hoy con los testimonios de los diferentes testigos y la aportación de informes por parte de los peritos.

El juicio ha suscitado gran expectación entre los alumnos de derecho penal de la universidad de Deusto, quienes desde primeras horas de la mañana copaban los accesos a la sala.

"Crecimiento abdominal"

Los hechos se remontan al otoño de 1985, cuando la procesada, L. G., se desplazó desde la localidad vizcaína de Mendexa hasta una clínica de Bilbao, acompañada por su madre, N. L., y por una hermana para ser examinada del "crecimiento abdominal" que le había diagnosticado su médico de cabecera.Camino del centro sanitario, la joven rompió aguas, aunque ella confesó que ignoraba que se tratase de los primeros síntomas de un parto., ya que la prueba realizada con el sistema Predictor había resultado negativa y mantenía el cielo menstrual con toda normalidad..

Los dos médicos que atendieron a la paciente, procesados en esta causa, despacharon la consulta en 10 minutos y decidieron ingresarla para practicarle una ecografía por la tarde, "a pesar de los claros síntomas y muestras evidentes de embarazo a término y situación de parto", según el informe de la acusación particular.

Una vez ingresada, L. G. comenzó a sentir los dolores previos al parto. Una enfermera le suministró una inyección calmante de Nolotil, pero los dolores iban en aumento por momentos.

A partir de este momento, los testimonios discurren por caminos enfrentados. Según la versión del fiscal, la embarazada pidió unas tijeras de manicura a su madre con el fin de cortar el cordón umbilical que le unía a su hijo.

Posteriormente depositaron a la criatura en el cubo de las compresas, donde falleció a consecuencia de una insuficiencia cardiorrespiratoria tras un "corto período de vítalidad", según reveló la autopsia.

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