Jugar a las mamás
La muñeca embarazada trae la polémica tras las muñecas aspiración, los pelones y las repollos
Se llama Mami y acaba de salir al mercado italiano. Es rubia, delgada y de ojos azules. Pero lo más característico de ella es que está embarazada, que lleva dentro un muñequito desnudo, imitando a las madres de carne y hueso, y que en el momento preciso sale, cabeza abajo, para mayor realismo. Ha sido fabricada por la firma Gig y cuesta unas 7.000 pesetas. A España aún no ha llegado. El sector juguetero espera la respuesta de los compradores, pero desconfía de su éxito.
Los fabricantes españoles de juguetes dudan que la muñeca embarazada vaya a calar entre la infancia y entre los padres, que a fin de cuentas son quienes compran el producto. Unos aluden al conservadurismo paterno que no tiene ganas de complicarse la vida incitando a sus hijos, desde bien pequeños, a lanzar porqués relacionados con el sexo. Otros se refieren a las escasas posibilidades de di versión que propone este producto. Jaime Ferri, consejero delegado de Famosa, explica: "El valor de juego en esta muñeca es muy limitado. La niña ve cómo es un nacimiento a través de un mecanismo bastante artificial, y después... ¿qué? Se acabó el juguete. Nosotros hicimos un prototipo parecido hace tres años y no nos decidimos a sacarlo al mercado".
La fantasía
En Italia ha surgido una aguda polémica entre psicólogos, pediatras y padres en general. Los detractores de Mami dicen que mata la fantasía de los niños; los defensores señalan que no es más, perturbadora que una cocinita de juguete. Entre tanto, Franco Desideri, director comercial de Gig, explica que antes de poner en venta la muñeca embarazada han estado dos años y medio estudiando el proyecto junto a médicos y psicólogos. "Si siempre se ha jugado a las mamás", añade,"¿por qué no hacer ahora un juguete más próximo a la realidad?". Mami va acompañada de la carta de un psicólogo dirigida a los padres y de un cuento sobre el nacimiento con dos gatos como protagonistas.Salvador Miró, director general de la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes, desconfía: "Hay artículos que tienen mucha prensa, y, sin embargo, no venden. Las muñecas tienen unas curvas de ventas muy acusadas, según las modas. Productos concretos marcan las tendencias generales. Así, a comienzos de esta década, el muñeco pelón grandote, que parecía un niño de verdad, tuvo un impacto impresionante. Impuso la moda de que todos los muñecos pasaran a fabricarse grandes y pelones. La muñeca-repollo norteamericana resultó un fracaso en España, pero levantó otra ola: hacer muñecas feas y con pecas".
"Sin embargo", continúa con sorna, "creo que la embarazada ni siquiera va a aportar eso. No van a salir embarazadas todas las muñecas. No tendríamos muñecos suficientes para conseguirlo. Lo que sí pueden provocar los italianos es. que ahora se empiece otra vez a hablar de las muñecas y aumenten las ventas en general".
La Barbie norteamericana, que este año cumple 30 años, y la Nancy (nacida hace 22 años) implantaron el concepto de muñeca-maniquí. Pedro Paternain, director de mercadotecnia de Mattel España, filial de la empresa que inventó la Barbie, cree que el éxito de ésta radica en "su doble función de juego". "Por una parte, la niña adopta el papel de madre. Por otra, la niña ve reflejada en su muñeca lo que a ella le gustaría ser de mayor: una modelo, una superstar, alguien importante en la sociedad, elegante y con mucha ropa. Es una muñeca-aspiración". Mattel también tanteó hace años la creación de una muñeca encinta, y al final se echó para atrás.
Jaime Ferri, de Famosa, piensa que muchos inventos dirigidos al mercado infantil no prosperan porque son demasiado artificiales, demasiado forzados. "Al niño hay que darle lo que él quiere. Cabe una interpretación de sus gustos e ilusiones, pero los niños tienen las cosas muy claras. Más que los mayores. No hay duda de que son más críticos que los adultos. El caso de las repollos, que todas eran distintas, que tenían su carné de identidad y las niñas las adoptaban, era un concepto muy artificial. Los niños no juegan a eso. Lo que sí hemos de admitir es que existen modas".
Cumplimiento social
"La experiencia", explica Salvador Miró, "nos enseña que en España hay una concepción del juguete distinta al resto de los países europeos. Fuera se regala un juguete pensando en el niño y en su educación. Aquí pensamos más en los otros niños, en la comparación con los juguetes que tendrán los vecinos o los primos. Se trata de un cumplimiento social. Por otro lado, se ha reducido mucho la edad de juego. Antes una niña jugaba con sus muñecas hasta los 13 años; ahora, hasta los 10.No quiere decir que tiren sus juguetes, pero los tienen más bien de adorno; y si juegan, no alardean de ello".
El brusco descenso del índice de natalidad y el aumento de actividades que ocupan el tiempo libre del niño -como las deportivas o el aprendizaje de un idioma- inciden negativamente en la venta de juguetes.
España e Italia están entre los diez primeros productores mundiales de juguetes. Cuentan ambas con un prestigio especial en la fabricación de muñecas, junto con Francia y la República Federal de Alemania. Durante el año pasado, nuestro país exportó muñecas por valor de 6.532 millones de pesetas, y tan sólo importó 387 millones.
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