Al menos un tercio de las guarderías de Madrid deberían cerrar si existiera un control mínimo
Al menos un tercio de las guarderías de Madrid deberían cerrar si existiera una legislación que las regulase, según afirma la presidenta de la asociación nacional del sector, Esther Díaz. La semana pasada, un niño murió en una guardería, otro se quedó encerrado y solo durante tres horas en otra y, en un tercer centro infantil, una ventana metálica cayó al patio en el que jugaban los niños durante el recreo. Más de 60.000 niños menores de seis años, de los 300.000 de la comunidad, acuden diariamente a las escuelas infantiles.
El pasado miércoles fue un día fatídico para los niños de las guarderías madrileñas. Una ventana metálica mal ajustada de uno de los pisos altos del edificio de la guardería municipal El Sol cayó al patio de recreo donde jugaban una docena de niños. Un niño de tres años se quedó encerrado y solo, durante más tres horas, en la guardería El Ángelus, dependiente de la Comunidad de Madrid. Otro niño de tres años falleció en una escuela infantil de Getafe por "asfixia al coincidir un vómito con una aspiración de aire", según se ha conocido tras la autopsia.Situaciones como éstas ponen de manifiesto la indefensión en que se encuentran los 60.000 niños que acuden diariamente a las guarderías de Madrid. El sector carece de todo tipo de control y legislación. Carlos Orozco, técnico de la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid, ofrece un ejemplo concluyente: "Hacen falta los mismos requisitos para poner una guardería que para abrir una mercería".
Y algunas ni siquiera cumplen los requisitos mínimos de tener la licencia fiscal y la de apertura. Sobre todo en los barrios periféricos de Madrid, donde se habilitan domicilios particulares como improvisadas guarderías.
"Nadie sabe lo que hay". La presidenta de la Asociación Nacional de Guarderías Infantiles (Asnaguin), Esther Díaz Alonso, no se atreve a dar cifras concretas sobre el número de guarderías que hay en Madrid -"alrededor de 600, quizá 700"- ni a pronunciarse sobre su situación: "Sólo las guarderías que dependen de la Administración tienen algún tipo de control,". Pedro Sánchez, secretario general de la Unión de Consumidores de Madrid (OCU), afirma que tienen "relativamente pocas quejas, pero muchas consultas sobre el tema". Para Sánchez, lo primero que debería hacerse es algo que no existe: un censo de guarderías.
El panorama legislativo que ordena el sector es una gran laguna. "Es indudable que hay cierto temor entre algunos propietarios", explica Esther Díaz. "Una ordenación del sector podría implicar el cierre de, al menos, un tercio de los establecimientos abiertos". Los establecimientos sin sanitarios adecuados, sin patio de recreo, sin ventilación exterior, con personal sin titulación, tendrán que reconvertirse o cerrar.
Pisos sin ascensor
Pedro Sánchez denuncia que se están abriendo guarderías en pisos, a veces sin ascensor, donde los niños "no tienen espacio y están expuestos a intoxicarse con productos de limpieza o se mueven entre materiales altamente combustibles"."Debería regularse no sólo la educación, sino también la sanidad de estos centros. A los niños, muchos de ellos en una edad considerada como de alto riesgo, les dan comidas y no sabemos cómo se controlan". Pedro Sánchez añade: "Lo único que podemos decir es que urge una normativa antes de que sea demasiado tarde".
Esther Díaz quiere dejar a buen recaudo la integridad profesional de los centros de la asociación: "A falta de legislación, desde aquí elaboramos recomendaciones: qué titulación debe tener el personal, cómo deben ser los centros, el número máximo de niños por educador. De hecho, muchos niños se han salvado gracias a los profesionales porque algunos padres, con tal de ingresar a sus hijos, no declaran las enfermedades que puedan padecer".
A la Comunidad de Madrid apenas han llegado denuncias en el último año, "quizá una o dos, pero no podemos hacer nada desde la Administración, ya que estamos ante un ámbito educativo que oficialmente no existe", explica Carlos Orozco. Según un informe de la Comunidad, la mayoría de las guarderías se caracterizan por tener un personal poco cualificado pedagógicamente y por prestar simplemente atención a las necesidades primarias del niño.
El Libro Blanco de la Reforma Educativa establece en uno de sus puntos: "La responsabilidad de la educación infantil será de las administraciones educativas". "El problema es que en Madrid, al carecer la Comunidad de competencias en este terreno, no se ha abierto un debate en profundidad sobre las escuelas infantiles, como ya ha ocurrido en otras autonomías", comenta Esther Díaz.
El proyecto de ley de Reforma Educativa prevé que las escuelas infantiles está atendidas por titulados en magisterio para los niños mayores de tres años y por técnicos especialistas en jardines de infancia para los más pequeños. En cuanto al ratio (número de alumnos por aula o profesor), el borrador establece un máximo de 15 niños de cero a tres años por educador y de 25 niños en el grupo de tres a seis años.
Según los datos de la Asnaguin, los precios inéditos que se vienen cobrando por matricular a un niño en una guardería madrileña durante ocho horas, con desayuno y, comida, oscilan entre las 18.000 y las 25.000 pesetas.
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