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El Gobierno británico propone un libre mercado de divisas comunitarias como alternativa al Plan Delors

El Gobierno británico ha presentado una alternativa al llamado Plan Delors, para la unión monetaria europea, que acepta la plena participación en el Sistema Monetario Europeo (SME), pero rechaza las fases subsiguientes por centralistas, autoritarias y contrarias al espíritu de¡ libre mercado. Londres propone un libre mercado de divisas que, al competir entre sí, producirán de forma natural una coordinación efectiva de políticas económicas y monetarias y una confluencia hacia las más estables.

La filia británica para con la Europa comunitaria sigue puesta en tela de juicio tras la presentación en el Parlamento de la alternativa al Plan Delors que se comprometió a elaborar Londres en la pasada cumbre de Madrid. John Major, el nuevo ministro de Hacienda, ha hecho público su plan, exactamente el mismo elaborado por su antecesor, Nigel Lawson, descabalgado del Gobierno por su defensa de la plena integración de la libra en el SME.Major defiende también este punto, primera fase del Plan Delors, que Margaret Thatcher sigue encontrando dificil de aceptar, pero se niega a asumir los estadios siguientes, relativos a la creación de una divisa común y de un banco central único para los doce. "La propuesta de Delors es centralista e ignora el mercado; la nuestra se basa en el mercado", dice Major.

Londres piensa que una vez liberalizados los movimientos de capitales, una condición previa para la integración de la libra en el SME, las instituciones financieras se sentirán atraídas hacia operaciones realizadas con las divisas más estables de los países con menor inflación. Esa libre competencia forzará a los diversos Gobiernos a diseñar políticas económicas y monetarias que se aproximarán a las del país o países más atractivos para los inversores. "De esta forma se producirá una unión monetaria de forma gradual, sin recurrir a conflictivos cambios constitucionales", señala el ministro.

Políticas no democráticas

"No hay motivos para suponer que este plan sería más lento que el de Delors", según Major, para quien las propuestas del presidente de la Comisión Europea implican la imposición de políticas centralizadas no democráticas sobre los doce.

Para la oposición laborista, el proyecto de Major es un plan darwiniano que pone a competir a todas las divisas contra un poderoso marco alemán que no puede sino resultar vencedor de la contienda. "La aplicación de la ideología del libre mercado dañará ese mismo mercado que dice defender", replica John Smith, responsable laborista de Hacienda, quien ve en.la alternativa británica al Plan Delors "un intento más de ocultar las divisiones del Gobierno sobre el SME".

Los laboristas están sacando buen partido de las discrepancias gubernamentales sobre Europa, pero tampoco aceptan sin cuestiones las fases segunda y tercera del Plan Delors, que pueden considerarse "un útil punto de discusión inicial, pero no la última palabra sobre el futuro de Europa". Para la oposición, el proyecto de unión monetaria hace abstracción del proceso político de toma de decisiones y de la responsabilidad democrática.

El plan de Major va a ser sometido inmediatamente a la consideración de los ministros de Exteriores y Hacienda de los doce, antes de la cumbre comunitaria prevista para primeros de diciembre en Estrasburgo. Algunas reacciones llegadas del continente ya han manifestado que las nueve páginas de Un acercamiento gradual a la Unión Económica y Monetaria se van a ir en humo de paja y que es tarde para presentar alternativas.

Major pareció mostrarse en los Comunes más europeísta que Thatcher, aunque tuvo bue

n cuidado en formular su posición de modo que quedaran satisfechas las dos ramas del partido conservador.

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