Lima, bajo control militar tras un tiroteo entre la policía y Sendero Luminoso
Lima amaneció ayer bajo estricto control policial y militar en todo su perímetro central, después de que el día anterior, a plena luz del día, más de un centenar de presuntos miembros del proscrito grupo maoísta de Sendero Luminoso protagonizaran una violenta batalla campal con las fuerzas del orden en la plaza de Manco Cápac, en el populoso barrio limeño de La Victoria.
El ministro del Interior, Agustín Mantilla, que acudió al escenario del tiroteo, que duró cerca de una hora, informó después, en una conferencia de prensa -donde se exhibieron bombas caseras, tacos de dinamita, dos armas de fuego y abundante material propagandístico senderista-, que el saldo del sangriento enfrentamiento fue de dos sediciosos muertos, 15 heridos y 149 detenidos, si bien varios medios de comunicación señalaban que estas cifras pueden ser mayores, indicando también que numerosos detenidos tienen antecedentes por terrorismo.
Poco después de la sangrienta refriega, y mediada la tarde, el presidente Alan García, que regresó de la norteña provincia de Chiclayo, donde inauguró un banco y presenció la fase final de un descubrimiento arqueológico, anunció que el control público en la capital peruana y en el cercano puerto de El Callao quedaba en manos de las fuerzas armadas durante los próximos 30 días, dejando así de lado insistentes rumores de sectores conservadores sobre la inminente implantación del toque de queda.
Estado de emergencia
La capital peruana y El Callao fueron declarados nuevamente en estado de emergencia el pasado 23 de octubre, renovándose de esta manera una medida que había vencido en julio pasado, después de que desde febrero de 1986 se declarara el estado de emergencia y el toque de queda en ambas localidades, suspendiéndose posteriormente el toque de queda en julio de 1987.Sin embargo, la acentuación de los actos violentos y la "caja de resonancias" del boicoteo senderista a las elecciones municipales y regionales que se celebrarán dentro de 10 días, no sólo vienen produciendo una tensión creciente en toda la capital peruana, sino que la inseguridad y muerte, que hasta hace poco eran fenómenos diarios en la provincia peruana, ya se han hecho cotidianas en el perímetro urbano limeño.
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