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El 'conseller' de la Generalitat Ramon Trias Fargas fallece mientras hablaba en un mitin en Barcelona

MARISOL SANZ / LEANDRO LAMOR El conseller de Economía y Finanzas de la Generalitat de Cataluña, Ramón Trias Fargas, de 66 años, falleció ayer como consecuencia de un infarto que le sobrevino cuando hacía uso de la palabra en un acto electoral que la coalición nacionalista Convergència i Unió (CiU) celebraba en El Masnou, localidad costera situada a unos 20 kilómetros al norte de Barcelona. Los dirigentes políticos catalanes expresaron ayer su condolencia por la muerte de Trias, un hombre apreciado por todos, por encima de su adscripción política. Convergència i Unió suspendió sus actos electorales hasta que Trias sea enterrado.

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"Me encuentro mal, traedme las pastillas", manifestó el conseller sobre las 13.15 en presencia de las aproximadamente 300 personas que habían acudido a la plaza de Ocata, de El Masnou. Trias Fargas, que había sido presidente de Convergència Democrática (CDC) hasta el pasado enero, llevada hablando "con toda naturalidad" unos 20 minutos, según manifestó Josep Azuara, alcalde de El Masnou.Azuara, militante de CDC, que se encontraba junto a Ramón Trias, ayudó a sentarse al conseller, que se había llevado las manos al lado izquierdo de su pecho. Dos médicos y varias enfermeras que asistían al mitin le prestaron los primeros auxilios, y Trias fue trasladado en una ambulancia al hospital Germans Trias, de Badalona, donde ingresó cadáver sobre las 13.40 horas. Los asistentes al acto electoral "vieron un hombre muerto" y, como último homenaje, "se pusieron en pie y aplaudieron", manifestó Azuara al explicar la reacción del público.

El presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, que conoció la noticia del fallecimiento de Trias Fragas mientras participaba en unos actos electorales en una localidad del cinturón barcelonés manifestó: "Estoy tan afectado que no puedo decir nada".

"Señor de Barcelona"

El alcalde de Barcelona, Pasqual Maragall, fue la primera personalidad en llegar al hospital. Maragall, que tuvo como jefe de la oposición municipal a Trias Fargas en el período comprendido entre 1983 y 1987, declaró que el conseller "era un auténtico señor de Barcelona, en el mejor sentido de la palabra".

"Yo pierdo un amigo y Cataluña uno de los políticos de más alto nivel que ha tenido", dijo el ministro de Defensa y cabeza de lista del PSC por Barcelona, Narcís Serra. El comunista Rafael Ribó, presidente de la federación Iniciativa per Catalunya (IC), dijo: "Era uno de los personajes políticos al que más respetaba como demócrata". "El hecho de que haya muerto en campaña", agregó, "supone un acto cívico de ciudadanía".

El presidente del Gobierno, Felipe González, consideró a Trias "un hombre honrado en la defensa de sus ideas. Tuvo una perspectiva política seria y nunca ha caído en la tentación de la histeria y la desmesura", agregó.

Adolfo Suárez, presidente del CDS, manifestó que Trias "colaboró de forma fundamental en todas las etapas de la transición" y se mostró "consternado" por su muerte. Manuel Fraga y el candidato del PP a la presidencia del Gobierno, José María Aznar, remitieron telegramas de condolencia a Montserrat Trueta, esposa del fallecido.

Don Ramón, como era tratado habitualmente Trias, lo había sido todo en el Gobierno catalán y en su partido, Convergéncia Democrática (CDC), al que pertenecía desde 1975, cuando su minúscula agrupación, Esquerra Democrática, se disolvió para ingresar en el partido de Pujol. Durante la dictadura, estuvo presente de forma activa en organismos unitarios antifranquistas.

Era el dirigente de CDC más respetado por la oposición, que veía en él a la única voz prudentemente crítica con Pujol desde las filas nacionalistas. De Trias se decía maliciosamente que sus amigos estaban preferentemente fuera de CDC y, sobre todo, en las filas socialistas.

Su testamento político fue el discurso que pronunció en enero en la inauguración del congreso de su partido. Trias dejó la presidencia y anunció que no aceptaría ningún cargo. "Huid de los líderes predestinados, impermeables a las ideas nuevas y a la opinión de los demás", dijo con cierta desazón y pretendiendo avisar al partido de lo peligroso que sería para CDC caer en la mitificación de sus dirigentes. En más de una ocasión se mostró especialmente preocupado porque la escalada de enfrentamientos entre nacionalistas y socialistas pudiera ocasionar "una grave división del país". "Primero estoy por la libertad, después por Cataluña y después por Convergència", dijo. Trias también mostró su preocupación por el hecho de que el nacionalismo estuviera "fagocitando a la derecha".

"Al final se correrá el peligro de que para ser nacionalista se deberá ser de derechas", añadió.

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