Atención consular
Creía yo que consulado español significaba representación de mi país en el extranjero, y, como tal, lugar de acogida y posible resolución de determinados problemas que pueden surgir en ocasiones. En resumen: prestar asistencia. Hasta que el día 8 de septiembre, en Amsterdam, fui víctima de la sustracción de mi bolso, que contenía, entre otros objetos, mi pasaporte, el DNI, el dinero para el viaje, tarjeta de crédito, además de dos pasaportes de compañeros de viaje.Acto seguido nos personamos en el Consulado español, pues me acababa de convertir en una indocumentada sin un céntimo.
Eran las tres de la tarde y la señora de la limpieza, por el interfono, nos indicó que estaba cerrado desde las dos de la tarde hasta las nueve de la mañana del día siguiente. Ante mi desesperada insistencia, apareció por la puerta un funcionario que, con evidente descortesía, manifestó que estaba cerrado; por intentar un acercamiento le indiqué que también era funcionaria y que no acababa de comprender que no pudieran ayudarme, a lo que me contestó que si tenía algún problema se lo dijera al presidente del Gobierno, hecho que pongo de manifiesto por medio de su periódico.
Finalmente, acabó dejándonos entrar, rellenamos un papel y salimos sin rumbo a buscar una comisaría a efectos de la denuncia -trámite preceptivo para arreglar la documentación en el consulado-, porque, claro, darnos, como le pedimos, la dirección de alguna comisaría de la ciudad donde reside no le debió resultar fácil; a nosotros, turistas, parece que sí. Al día siguiente, a las nueve en punto, nos personamos en el consulado, y cuando a las diez llegó el cónsul nos extendieron un salvoconducto. Todo ello muy diplomático.-
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