Catarsis portuguesa
Los socialistas presentan una moción de censura por 'falta de ética" contra el Gobierno de Cavaco Silva
El Partido Socialista (PS) portugués ha planteado una moción de censura contra el Gobierno centrista del primer ministro socialdemócrata, Aníbal Cavaco Silva -que se debatirá el próximo jueves-, para lo cual ha invocado "falta de ética en el ejercicio de la gobernación" como causa principal. Los socialistas aducen asimismo que existe una "pérdida de credibilidad" del Gobierno ante la opinión pública.
El debate dará a la oposición una oportunidad y una tribuna para agitar una vez más los escándalos que monopolizaron la atención de la Prensa portuguesa durante la pasada primavera y que implicaban de manera especial al ministro de Finanzas, Miguel Cadilhe, acusado de evasión fiscal por la compra de dos pisos en Lisboa, y también a la ministra de Sanidad, Leonor Beleza, por contratos relacionados con la compra e instalación de hospitales, sobre lo que hay sospechas de especulación y tal vez violación de las normas acerca de los concursos públicos.La comisión de investigación parlamentaria sobre el llamado caso Cadilhe acaba de concluir sus trabajos con un veredicto que exculpa al ministro de Finanzas, pero con el voto en contra de los parlamentarios del PS y del Partido Comunista Portugués (PCP).
Mayoría absoluta
La aprobación de la moción de censura llevaría a la caída del Gobierno, pero se trata de una hipótesis meramente formal, dada la mayoría absoluta de que dispone el Partido Socialdemócrata (PSD) en el Parlamento portugués. Cavaco Silva reafirmó públicamente su confianza y solidaridad con los minisros acusados ante lo que definió como falta de argumentos políticos de la oposición para atacar a su Administración, en un intento de desprestigiar a las personalidades que integran el Gabinete.De acuerdo con los medios de la mayoría, es particularmente significativo que la moción de censura haya sido planteada por el PS inmediatamente antes de la discusión de la ley de los Presupuestos, que prevé importantes inversiones del Estado en sectores tan sensibles como los transportes, enseñanza y sanidad, y un relajación de la presión tributaria, que fueron los grandes caballos de batalla de la oposición en 1989.
Se trataría de explicar a la opinión pública la tesis de que la corrupción y el amiguismo nunca alcanzaron en Portugal las proporciones que adquieren con el cavaquismo, y que si bien el año de las vacas gordas será 1990, de acuerdo con todas las previsiones, no beneficiará por igual a todos los portugueses, sino tan sólo a los sectores cercanos al poder.Es dificil prever el impacto electoral de la campaña moralizadora de la oposición sobre los resultados de los comicios municipales de diciembre próximo, pero el debate en sí mismo es profundamente irritante para Cavaco Silva, que cultiva, y en buena medida conserva, después de cuatro años en la presidencia del Gobierno, una imagen de gran austeridad, rigor y honestidad personal.
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