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FASE DE CLASIFICACIÓN PARA EL MUNDIAL 90

España obtuvo el punto necesario para ir a Italia

Alex Martínez Roig

ENVIADO ESPECIALEl árbitro señaló el final del partido, y Luis Suárez, el seleccionador español, salió corriendo hacia el césped para abrazar a sus jugadores. Suárez corría, loco de alegría, por la clasificación de España para el Mundial de Italia, pero también eufórico y liberado al fin de la tensión vivida en un partido descontrolado. España consiguió lo que quería, su puntito, y en Sevilla, el 15 de noviembre, todo puede prepararse ya para la fiesta. Una fiesta que estuvo en el aire en los últimos minutos al empatar Hungría a dos y encontrarse España des bordada por la ilusión del rival.El partido fue una locura. Lanzada Hungría a un ataque a la desesperada desde el primer minuto, quedó desterrado cualquier orden habitual en un partido de fútbol. El centro del campo se convirtió en una zona de paso por donde cabalgaban, cada 30 segundos, las huestes de uno y otro equipo. Nadie controlaba el balón, y llegar de una a otra portería costaba apenas tres pases. Hungría, con su alocada táctica, dejaba tantos huecos libres, que los españoles no tenían más remedio que responder a la velocidad con más velocidad. Y, como no le fue nada mal en la primera parte, donde sumó ocasión tras ocasión, la serenidad desapareció.De hecho, el 1-2 con el que se llegó al descanso fue un resultado corto por las oportunidades: Julio Salinas se recreó en el área, sin rematar, hasta que llegó la defensa húngara (m. 3); Martín Vázquez lanzó una falta con un tiro flojo y bombeado que salió fuera por poco tras fallar el portero en su salida (m. 8); Michel chutó una falta directa que se fue junto al poste húngaro (m. 13); un defensa salvó un disparo de Manolo (m. 20), y Disztl detuvo con apuros un disparo de Martín Vázquez (m. 21).

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Hungría demostraba ser una selección blanda, construída alrededor de un jugador con guantes en los pies, Detari, pero sin fuerza, sin la garra ni la personalidad que es precisa en este tipo de partidos. Esa garra sólo surgió en la segunda parte, cuando ya lo tenía todo perdido. Además, el público húngaro, enfadado todavía por el escándalo de los resultados amañados en la liga de la pasada temporada, no está para bromas, y castigó a sus hombres con silbidos en cada uno de sus errores.

Hungría, en los primeros 45 minutos sólo tuvo dos buenos, del 19 al 21, cuando, tras un error de Michel y Sanchis, Zubizarreta tuvo que detener un disparo de Kovacs y, a la salida de un córner, otro de Kiprich.

Curiosamente, cuando la cascada de ocasiones bajó de ritmo llegaron los goles. Primero, Julio Salinas y Michel marcaron para España. Parecía que la locura podría remitir, pero España no tuvo tiempo ni de pensar en tranquilizar la viveza del juego, porque Roth marcó el 1-2 y resurgió el nervio húngaro de cara a la segunda mitad.

Si algún entrenador pidió a sus hombres, en el descanso, que serenasen el balón, que lo frenasen, que lo controlasen el máximo de tiempo posible, nadie entendió las órdenes. Porque los segundos 45 minutos fueron jugados al mismo ritmo infernal, descontrolado. España parecía cómoda en el descontrol, y de hecho podría haber sacado más provecho en nuevas oportunidades. Pero el cansancio español iba creciendo, y la ilusión húngara, por salvar al menos la cara, fue en aumento. Hungría llegaba a los últimos metros con más empeño, hasta que, por fin, Pinter acertó con un lanzamiento lejano que sorprendió a Zubizarreta.

Los últimos minutos fueron de extrema tensión para los españoles. Los más veteranos trataron de recuperar cierto orden defensivo, pero, de nuevo, cuando España cogía el balón, lo perdía enseguida. En ese momento, más de un jugador español debía estar maldiciendo a sus compañeros por las grandes ocasiones falladas. Pero la crisis sólo duró ocho minutos, y Luis Suárez pudo recordar sus tiempos como jugador saltando al campo para abrazar a sus hombre.

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Sobre la firma

Alex Martínez Roig
Es de Barcelona, donde comenzó en el periodismo en 'El Periódico' y en Radio Barcelona. En EL PAÍS ha sido redactor jefe de Deportes, creador de Tentaciones, subdirector de EPS y profesor de la Escuela. Ha dirigido los contenidos de Canal + y Movistar +. Es presidente no ejecutivo de Morena Films y asesora a Penguin Random House.

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