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El Papa dice en Seúl que quiere visitar China

Francesc Valls

Juan Pablo II consideró ayer positiva la evolución del proceso político de Corea del Sur, ante el presidente de la República, Ro Tae Woo. Sin embargo, el Papa aprovechó la ocasión para pedir una profundización en el proceso democratizador iniciado el año pasado. En su segundo día de estancia en Seúl, desde donde hoy partirá hacia Indonesia, el Pontífice presidió una misa masiva (alrededor de un millón de personas), en la que manifestó su deseo de visitar la República Popular China.El deshielo entre Pekín y la Santa Sede parece hallarse en un tímido comienzo, aunque por buen camino. El propio portavoz de la Santa Sede, Joaquín Navarro Valls, consideró ayer que la llamada Iglesia patriótica china -constituída después de la revolución de 1949 para que los católicos chinos no dependieran del Estado Vaticano- no supone un cisma, sino un problema canónico para Roma.

Ayer, entre el millón aproximado de personas que llenaban la plaza de Youido, en Seúl, había 13 ciudadanos de la región autónoma de Manchuria, bajo administración de China, a quienes el Gobierno de Pekín permitió viajar hasta Corea del Sur.

A pesar de que las autoridades chinas se negaron a que el avión papal sobrevolara su espacio aéreo -durante este 44º viaje internacional que realiza Juan Pablo II-, la predisposición de ambas partes parece buena. El propio Pontífice, comentando esta prohibición, dijo: "La negativa se la han dado a Alitalia [compañía a la que pertenece el avión], no al Papa". Como elemento favorecedor de este inicio de deshielo entre las autoridades de Pekín y la Santa Sede, Juan Pablo II ha rehusado en diversas ocasiones realizar una visita a Taiwan.

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